Capítulo 25 | Ira

536 45 1
                                    

Se mantuvo firme cuando lo tuvo enfrente, como todo un animal salvaje se acercó con un aire de depredador y presa, Ryu los miraba confundido. Rogaba porque no abriera la boca, sabía por la cara que tenía Izako que lo descuartizaría de un solo movimiento.

- Oye amigo ¿te encuentras bien? No te ves de lo mejor.

Se volteó hacía él, mirándolo como una escoria, lo tomó del cuello y lo levantó del suelo.

- ¡Izako, suéltalo!

- ¿Quien te crees para andar besando perras ajenas?

- ¿Perra? ¡Aome no es una perra, es una señorita! ¡Tenle respeto! -Izako hizo presión sobre su cuello, a lo que él tomó su muñeca con ambas manos.

- Tú no me vas a venir a decir como debo tratar a mi perra, mejor deja de meterte con ajenas y consiguete la tuya.

- ¡Aome no es reemplazable! -apretó más su cuello.

- ¡Izako, por favor!

Parecía no hacerle caso, ni escucharla. Así que lo único que pudo hacer fue tomar su cara y plantarle un beso en la boca. Soltó a Ryu y la apretó contra él fuertemente siguiendo el beso, metiendo su lengua en su boca. Cuando se separaron, rápidamente vio a Ryu, y que él estaba bien, solamente que respiraba con dificultad y tocaba su cuello.

- Ryu, ¿estás bien? -intentó acercarse pero Izako la apretó contra él.

- ¡¿Pero que rayos te pasa, estas loco?! ¡Pudiste matarme!

- Esa era la idea -susurro.

- ¿Qué?

- Ryu, sera mejor que te vayas...

- ¿Hablas enserio Aome? ¡Este tipo casi me mata!

- Tampoco exageres.-movió su mano restándole importancia.

- ¡¿Que no exagere?! Iré con los policías.

- ¡Ryu, no! ¡No lo hagas, no te conviene!

- ¿Como que no me conviene? ¡Voy a hacer que metan a este tipo a prisión!

- Por favor, no servirá de nada. -lo miró con súplica.

Ryu no se pudo resistir a esa mirada, se había enamorado perdidamente de esa chica en tan poco tiempo, le cautivo su belleza y su forma de ser, y le dolía que otro hombre, que era el monstruo que tenia en frente, ya tuviera su corazón, tanto así, como para suplicarle que no lo delatara.

- Esta bien Aome, no diré nada, pero lo hago por ti, se nota que lo quieres, pero ten en cuenta de que si te llega a lastimar, estaré siempre para ti.

- Gracias Ryu. -le regaló la sonrisa más hermosa que pudo haber visto, e Izako celoso intervino.

- Sí sí, ya te puedes ir. -le mando una mirada de desprecio. Su breve guerra de miradas fue muy tóxica, tanto así que si las miradas mataran, ambos estarían muertos.

Y Ryu se alejo cabizbajo aceptando su derrota.

Por otro lado, Izako trato de besar a Aome de nuevo, pero recibió un empujón como respuesta.

- ¿Y tu quien te crees que eres para empujarme así? -la tomó de la muñeca.

- ¡¿Y acaso no viste lo que hiciste?! ¡La vergüenza que me hiciste pasar delante de Ryu!

- ¿Y por eso te pones así? Ya veras como se le pasa. -se cruzó de brazos.

Aome lo ignoro, tomo su mochila y comenzó a caminar.

- ¡Oye, ¿adonde vas?!

- A mi casa ¿que no es obvio?

- Yo te llevo, no tienes que caminar. -tomo su mochila y la puso sobre su hombro.

- ¡No, no quiero!, voy a caminar, así que dame mi mochila. -extendió su mano.

- No seas cabezona, yo te llevo. -se agacho frente a ella.

- No quiero.

-Mira, no te estoy preguntando, te voy a llevar y punto.

- ¡Pero no quiero!

- ¡Es una orden!

La tomo del estomago y la llevo como un costal. Todo el camino se la paso gritándole que la bajara, hasta que llegaron al templo. Le quito la mochila a la fuerza y se dirigió a su casa. El la tomo del brazo.

- Quería decirte algo.

- Que sea rápido, tengo tarea que hacer. -se cruzo de brazos.

Pues casi todo estaba listo, bajo el Goshimboku, la carta, solo faltaban las flores y los chocolates. Rápidamente los busco en la habitación del "mini humano", cuando lo tuvo todo, aterrizo frente a ella.

- ¿Para que es todo eso?

- Son para ti. -se lo extendió.

- ¿Con que motivo? -lo tomo.

- Es mi disculpa.

- ¿Disculpa?

- Si, por todo lo que te hice.-se rasco la nuca.

- Déjame ver si entendí, hiciste todo esto para disculparte de todas las atrocidades que me has echo, ¿cuando acabas de hacer una mas?. Mira Izako, todo lo que me has echo no se perdona con unas flores, chocolates y lindas palabras de la noche a la mañana. Las cosas no se solucionan así de fáciles.

- ¿Y que tengo que hacer para que me perdones? -pregunto cabizbajo.

- Tiempo, eso es lo único que quiero. Tiempo para pensar, y ver si esto tiene una solución, pero hasta entonces, no quiero que me busques, ni que me hables, si pasa algo serio allá, esa sera la única razón por la cual me puedes buscar, de resto, quiero estar sola.

- Pero, eso implica que me separe de ti, por favor no me hagas eso.

- Solo sera un tiempo.

- ¿Cuanto?

- Indefinido, yo te buscare cuando este lista para perdonar. Ya sabes que debes hacer.-se volteo para irse a su casa.

- Aome.

- ¿Ahora que?

- Quiero que te quedes con esto.-saco la carta de su haori y se la dio.

- ¿Que tiene?

- Unas palabras, sabes que soy pésimo para eso, el humano hizo su mejor esfuerzo.

- Adiós Izako.-entro a su casa.

- Adiós, Aome.-y una lagrima corrió por su mejilla. Dio media vuelta y regreso a su época.

****

¡Si que soy mala!

¿Que creen que pasara ahora?

:P

¡Espero que les haya gustado!

Se despide

ReyHinoG

Salvaje [E1]Where stories live. Discover now