Prólogo.

5.8K 570 27
                                    


Hola, diré, no tenía pensado empezar una nueva historia, no cuando mi tiempo se ha reducido más que antes, y escribir se vuelve más complicado, no cuando hay muchos proyectos en proceso, pero aquí está "Mariposa", espero que lo disfruten.

________________________________________________________

Había cumplido su turno nocturno hace dos noches atrás, y tuvo dos días libres antes de tener que regresar otra vez al hospital, ese día estaba en el turno de la tarde, y al menos estaba rotando era por neonatología, un lugar que no era tan pesado como cuando le tocaba estar en emergencia.

En donde las noches eran más duras porque le tocaba permanecer despierto gran parte de ésta, aunque no quería decir que cuidar de los niños era menos complicado, y pensó que cuando se convirtiera en un médico residente, las cosas iban a ser menos complicadas que cuando era un interno, porque habían profesores que no era muy amables y los nervios de hacer algo mal siempre estaba presente en aquel tiempo cuando todavía era estudiante, ahora, dos años después, las cosas habían cambiado, tenía más confianza en lo que hacía, aunque el deseo de ayudar a las personas no se iban.

Levantó su mirada de los papeles que le había entregado una enfermera minutos atrás para que firmara, y pudo ver a un joven parado afuera del área en donde estaban las termo-cunas, con una mano en el cristal, algo que no le sorprendió, no cuando lo vio llevar la bata del hospital, y le recordó que en ocasiones, algunos padres solían escabullirse hasta ahí para ver a sus hijos; él no era padre, pero creía comprender la preocupación que estos tenían de lo que pudiera suceder con sus bebés durante el tiempo que estaban ahí, muchas veces él como médico, tenía miedo de que los bebés no pudieran superar esa etapa.

—Disculpe —se acercó llamando la atención del joven —no puede estar aquí.

El joven se giró hacia él, y sus ojos cafés-dorado, lo vieron sorprendido, pero de inmediato bajó la mirada al suelo, mostrando la culpabilidad de sus acciones y que hizo que el doctor se sintiera un poco mal consigo mismo por tener que alejarlo del área, después de todo, un padre casi siempre parecía querer estar cerca de sus hijos cuando estos acababan de nacer, y casi podía entenderlos sobre todo si tenían que pasar por una termo-cuna, sin saber si saldría de esa área o no.

—Lo siento —miró en la bata el nombre del médico —doctor Choi, sólo... uh... quería ver a mi bebé.

—Todavía no es hora de visitas.

—Lo sé, sólo...

No había soportado estar en la cama del hospital en otro piso, quería a su bebé cerca, saber que a pesar de todo estaba bien, que nada había podido dañarlo, y aunque el día anterior se le permitió verlo, no pudo quedarse en su habitación hasta la hora de visita, y aunque los médicos no iban a estar muy felices de que se escabullera hasta ese piso, él lo hizo, y sabía que lo seguiría haciendo hasta tener a su bebé en brazos.

—Debo pedirle que se retire, porque hasta que sea hora de visitas, no podrá estar aquí.

—Entiendo —miró otra vez el nombre en la bata —doctor Choi —suspiró —¿usted cree que mi bebé estará bien?

El médico miró hacia el cristal, él no podía dar un diagnóstico exacto de los bebés de que estaban en las termo-cunas, porque un día podían estar bien, y al siguiente ya no, y era difícil para él también como médico tener que dar la noticia que un bebé bajo su cuidado había muerto, pero muchos de los bebés no eran lo suficientemente fuertes para siquiera pasar la noche, y a él le gustaría en ese momento decir que sí, que el bebé estaría bien a pesar de no saber cuál era, no estaba seguro de que un padre quisiera escuchar lo contrario.

—Espero que lo esté —fue sincero.

Una mueca que simuló ser una sonrisa, y aquellos ojos lo miraron con tristeza y esperanza, que a él le pareció haber visto antes, incluso cuando el joven se giró, y caminó en la misma dirección que él antes iba, y le tomó unos segundos mientras recordaba en dónde había visto aquella mirada antes, dejando que las palabras se deslizaran de sus labios incluso antes de pretender hablar.

—Taemin.

Su tono fue lo suficientemente fuerte como para que el chico se detuviera y volviera su mirada a él, sonriéndole un poco más sincero que antes, y sus ojos volvieron a deslizarse hacia el nombre en la bata, bajando su mirada al suelo por unos segundos, para luego posarla en los ojos café obscuros del doctor.

—Gusto en verte otra vez, Min Ho.

Y con esas palabras le dejó claro que no se había equivocado, que aquel chico era el mismo que conoció hace un poco más de siete meses atrás, el chico con el que tuvo una aventura, y que a pesar del moretón en su pómulo izquierdo logró reconocer, y aunque no fue alguien de importancia en su vida, hizo que en ese momento volviera su mirada a las termo-cunas, haciendo que su ceño se frunciera un poco porque lo que menos había pensado era encontrarlo otra vez, y menos en el hospital, ni que ahora tuviera un bebé, no cuando parecía saber lo que hacía cuando apareció y desapareció de su vida tiempo atrás.

Mariposa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora