« C A P Í T U L O U N O »

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JiMin está ansioso, bueno, su omega está ansioso y el problema en eso es que nada de lo que hace logra calmar a su pequeño lobo interior. Este se mantiene saltando y aullando dentro de él, menea la cola de un lado a otro comportándose como todo un cachorro.

—ChimChim, ya basta. —Gruño.

—¿Todo bien JiMin? —Preguntó su mejor amigo a su lado, JiMin negó realmente la situación le estaba molestando. —¿Puedo hacer algo para ayudar? —TaeHyung amablemente ofreció.

—No. No se que le pasa, está demasiado ansioso.

Ambos amigos se miraron, ciertamente ninguno entendía la situación, todo estaba tan confuso pues esa mañana cuando despertó a causa de los aullidos de su lobo todo se sentía… Extraño. Y mentiría si dijera que no estaba enojado por eso.

—Tranquilo, de seguro tu celo no tarda en llegar. —Aseguró TaeHyung. JiMin no creía que eso se debiera a su celo.

—No, es algo más. Estoy seguro.

Decidió no darle más vueltas al asunto y con su molestia al cien por cierto se despidió de su compañero de aventuras tomando otra dirección. En el camino trato de hablar con su omega, quien aún seguía siendo un cachorro algo grande por edad de él, con quince años tuvo su celo a los doce y conoció a su omega a los trece cuando transmuto por primera vez.

Su omega es demasiado pequeño por lo que preocupados le habían llevado donde un viejo chamán quien sólo atinó a decir que su omega tenía la misma edad que su alfa destinado.

Claro se emocionó por eso, tener un destinado es la cosa más hermosa e importante que puede pasarte, pues muy pocas veces se llegaba a conocer al alma que la diosa luna te destino. Pero ya después de dos años esperando se estaba cansando, tal vez el viejo sólo había jugado con él y su omega.

—Estúpido anciano. —Susurró.

Negó y con pesar llegó a su destino, hace unos días atrás vio la nota de trabajo encontrando algo en lo que podría adaptarse «Niñero». Sin pensarlo dos veces llamó el número puesto en la hoja de empleo y para su suerte aún nadie había llamado.

Después de algunas preguntas por parte de la madre fue contratado.

Ahora se encontraba frente a la hermosa casa donde creía él vivía el cachorro que debía cuidar, o esa era la dirección que le dieron. Una casa de dos pisos de un color salmón y negro carbón en algunas partes claves que le daban a la casa una imagen etérea, como una casa de cuento de hadas. Un enorme columpio de madera estaba metiéndose con el aire así como las ramas de gran árbol frente a la casa en donde estaba colgado el columpio.

Tocó tres veces pues aunque ahí estuviera el timbre temía que no funcionará o su tono fuera tan bajo que no lo lograría escuchar, él no bromeaba con eso, una vez cuando tuvo que hacer un trabajo en equipo al llegar a casa de su compañero tocó el timbre y al no escucharlo sonar lo volvió a tocar hasta el punto en donde dejo el dedo presionado tanto que la madre del chico salió gritando con una escoba. Fue la peor experiencia de su vida.

La puerta se abrió dejando ver a una hermosa mujer blanca, cabello negro y largo hasta la cadera, labios mullidos de un color rojo fuego, y un cuerpo de diosa. JiMin no exageraba al decirlo, la mujer tiene unos pechos enormes de forma circular perfecta además de una cintura pequeña junto a unas anchas caderas fértiles y un vientre plano.

—¿JiMin? —Sonrió y sus rasgados ojos azules se achicaron un poco dándole una imagen más etérea. Tragó grueso y sus manos comenzaron a sudar.

—S-si… —Se sentía tan nervioso de la nada.

—Kim Seokjin. —Se presentó ella. —Es un gusto verte, creí que te habías arrepentido. —Rió y extendió su mano hacía él. A JiMin le pareció muy graciosa la risa de la mujer pues parecía el sonido que hacen los vidrios al limpiarse.

Mi Pequeño Alfa [ 愛 ] ©Место, где живут истории. Откройте их для себя