Chapter 27

1.4K 151 11
                                    

A pesar de la mala fama que Dio conocía sobre de los goblins a través de novelas...la verdad es que por una parte, en éste mundo eran un poco diferentes.

Su sistema social estaba establecido estrictamente por jerarquías encabezado por el Jefe, que se determinaba por el más fuerte y no por línea sanguínea, como sucede con los humanos.

Después del jefe está el consejo de ancianos y luego los jefes de área que se dividen según la profesión y división que tengan. Existen un total de siete divisiones entre los goblins: Guerrero, Cazador, Arqueros, Paladines, Magos, Druidas, Guardianes y la división Especial.

Dio no podía saber esto y si los goblins supieran la idea que él tenía de ellos seguramente se enfadarían por compararlos a los Trasgos que eran una raza similar a ellos, pero con menos intelgencia, fuerza y muy sucios.

Desde hace alrededor de ciento veinte años, ellos se asentaron en este lugar remoto para formar una colonia. Alejado de los humanos que siempre trataban de exterminarlos. Era normal que las razas fueran hóstiles entre sí y sobretodo cuando se trataba de ocupar un territorio. Ellos no pudieron hacerle frente a las sotisficadas armas del hombre y poco a poco sus números fueron reduciendo.

Uno de los pocos guerreros poderosos que ahora era un anciano del consejo decidió desertar, lo que condujo a una división cuyo grupo de cuarenta goblins liderado por ese antiguo guerrero en ese entonces se recluyeron en las profundidades de la selva para no ser encontrados.

Ahí, encontrando la tranquilidad después de marcar territorio entre las poderosas bestias que moran en la selva, hicieron su hogar dentro de una extraña estructura abandonada que llevaba siglos allí sin ser tocada. Lo único que hicieron para resguardar su seguridad fue levantar un muro alrededor hecho a partir de fango y leños como soporte, aunque los elementos eran mediocres para tener como objetivo la defensa y repeler monstruos, de alguna manera las habilidosas manos de los goblins podían hacer de ese fango una estructura lo suficientemente sólida como para que las criaturas más salvajes sólo se limitaran a rasguñar el muro sin mayores daños.

Y así se mantuvieron durante un tiempo, pero poco a poco la extraña estructura se iba haciendo pequeña con el paso del tiempo, eso era debido al aumento de población que comenzaban a tener como una colonia, por lo que los goblins se vieron obligados a hacer casas y expandir los muros que fueron creciendo sin parar hasta lo que son ahora...se supone que el hábitat de los goblins son las montañas o los terrenos llanos, pero al trasladarse a un lugar muy húmedo y con poco sol no tuvieron más que adaptarse.

Ellos no son seres malvados, simplemente no se rigen con la moral humana.

- Jefe, hay unos humanos en la entrada, quieren hablar con usted.

- uhmm...¿humanos? ¿no es aquella hembra muy fuerte con la que luché antes?

El Jefe de la colonia era un goblin del tamaño de una mujer promedio, de complexión delgada pero con un cuerpo muy trabajado, producto de años de entrenamiento y cientos de batallas contra monstruos peligrosos con los que tenía que enfrentarse desde casi niño, como era la costumbre.

Su piel era gruesa y de un color verde oscuro. No hablaremos sobre su belleza debido a que cada raza tienen sus estándares, claro, para un humano el jefe era feísimo y aunque cualquiera juzgaría su cara como la de un gruñón debido a sus facciones, en realidad el jefe era una persona serena que siempre se detenía a pensar las cosas antes de actuar.

Su nombre era Kori, ellos simplemente no se complicaban con largos o segundos nombres. Ningún goblin por ley podía llamarse igual que otro goblin que estuviera vivo, o alguien considerado "héroe". Si no había ningún nombre disponible, simplemente los inventaban. Tres sílabas era lo máximo que podía tener un nombre.

Necroromancer OnlineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora