Ira.

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El cuerpo de la menor de edad fué llevado a la morgue; los doctores dejaron su camilla en el medio de la habitación. Después se fueron, tal vez para preparar la autopsia que investigaría el equipo forense (policía) más tarde.

El cuerpo temblaba; parecía que la niña se negaba a dejar este mundo, a pesar de estar muerta, pues su corazón no latía en lo absoluto. Un extraño sentimiento se formó en el centro de su alma; una amalgama de emociones, tan distintas, pero similares entre sí.

Angustia: pues todo pasó tan rápido. Miedo: por qué le pasaría. Confusión: no entendía que diablos pasaba. Pero sobre todo: Ira.

Una amargura que le devoraba por dentro, una armonía de los mismos infiernos. Su propio padre...

[...]

El equipo forense registró que era posible que la menor hubiese estado conciente; pero reprimida por la falta de aire. Lo que causó compulsiones menores que resultaron en muerte por asfixia.

La ira. Seguía ahí; presenciando todo, cual testigo indiferente. Y así como apareció, se fué.


Mientras, las patrullas tomaban acceso a las cámaras de vigilancia en la calle. Vieron que uno de sus cadetes, se encontraba previamente en una persecución con el fugitivo. El perro guardián del oficial atacó al criminal; pero solo recibió un balazo en la cabeza; al igual que su dueño.


Las patrullas abandonaron la zona, listas para velar por el soldado caído. El cuerpo no podía ser movido aún; pues la condición de este, servía para revelar evidencia.


Queda corto decir que ocurrió lo mismo con el oficial fallecido; esos horribles e impuros sentimientos, de ira. Rasgando, y destrozado los límites de su alma para escapar, quién sabe con que intenciones...
El perro... No sé qué decirte de él... Pero él no ser humano no les impide a los animales sentir emociones ¿O me equivoco? =)
L

a misma fuerza, surgiendo de dos fuentes completamente diferentes... ¡Grandioso...! =)

{Slaughter Me Street} Hasta que la oscuridad nos consuma.Where stories live. Discover now