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Cuando doce vidas se conectan para forjar el destino que yace en sus futuros, y dependen inconscientemente de la fuerza de voluntad, el trabajo, coordinación, la buena comida, y un par de momentos agradables para entablar conversaciones...
Bueno, al ser mi primera redacción dentro de esta plataforma, es muy probable encontrar faltas gramaticales u ortográficas, cosa que iré corrigiendo con el tiempo.
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Bienvenido al infierno, pequeño compañero.
Piscis aquella mañana se encontraba inquieto, su estómago revuelto, aunque no mucho más que su mente. No podía hacer que sus pensamientos cesaran intentando sumergirlo constantemente dentro de ellos. Una carta había llegado.
Una carta decorada con una fina y delicada caligrafía que describía los más formales trazos; escrita a mano. Su importancia resultaba innegable.
El pasar de las horas no le ofrecía ninguna ayuda para su débil corazón. Piscis siempre se describió a sí mismo como una persona inquieta, sometida a los sueños y sobre todo a los confines de su imaginación. En ése momento, particularmente, se encontraba fuera de sí mismo.
Y es qué, ¿cómo se suponía que reaccionara? La noticia que figuraba en la carta le proponía un cambio completo dentro de su rutinaria vida.
Esperaban de él que fuese el nuevo rey, o, en un mejor caso, el guardián de la corona.
¿Qué habían visto en su persona que resultara tan relevante como para confiarle un cargo tan importante? las incógnitas en su cabeza simplemente no cesaban por más que intentara ahogarlas con vanas distracciones.
Simplemente no podía acuñar la imagen de verse a sí mismo implicado en la futura generación de gobernantes de Acqua.
<<Acqua>> Pensó entre un suspiro, recapitulando la inmensidad que aquello significaba. Acqua es el nombre del reino en el que habitaba, al que servía, su territorio y su hogar desde que tenía uso de memoria.
Aunque sonara irónico, podía describir su inmensidad con una única y característica palabra: agua. El agua cristalina gobernaba sobre el territorio de una manera brutalmente elegante. Era imposible vivir allí sin estar dispuesto a salpicarse un poco.
En el centro de la ciudad podía vislumbrarse incluso a la lejanía la presencia del templo Greco. Una construcción lujosa digna de admiración, con grandes ventanales que permitían el reflejo de los grandes cuerpos de agua celestina. Allí vivía el rey y sus ayudantes. Allí se esperaba que viviera él en un futuro no tan distante.
Hablando sobre el soberano, se lo puede describir como un hombre adulto, de extensa cabellera blanca, generalmente conocido por sus dotes y voluntad predispuesta al momento de llevar a cabo tareas pesadas y laboriosas. De sentido moral altivo, muy pocas quejas existían con respecto a su manera de gobernar y manipular los hilos del reino.
