Día 25: MinNoi (Mink x Noiz)

200 8 3
                                    

Con Frialdad:

Ataques y golpes volaban por los aires, una feroz batalla de humanos contra AllMates se libraba en aquel inestable campo de Rhyme. Aoba había caído inconsciente segundos antes, suponiendo su posible éxito en el intento de inducirse Scrap a sí mismo; mientras tanto, los demás protegían su cuerpo indefenso de los ataques enemigos. Koujaku maniobraba su espada como todo un maestro alejando a guardias y AllMates cercanos al peliazul, Clear seguía con su melodiosa canción, provocando que cualquiera de los guardias cayera inconsciente de la nada, Noiz contraatacaba con su singular ejército de conejos, y Mink abusaba de la fuerza bruta destrozando enemigos con el poder de sus puños. El enfrentamiento se tornaba casi interminable, los guardias cedían pero sus AllMates no dejaban de llegar, Aoba no mostraba signos de vida y el cansacio se apoderaba cada vez más de todos.

En cierto punto, Noiz se perdió en las órdenes que les daba a sus AllMates, con una concentración de cirujano a la hora de cuidar que ninguno de sus conejos fuera eliminado o se volviera un lastre para los demás, tal fue su despiste, que no notó cuando un guardia y dos AllMates lo atacaron por la espalda, saltando sobre él, perdió el control de sus piernas por la sorpresa y cayó al suelo. Intentó defenderse, pero los AllMates sostuvieron sus brazos mientras el guarda comenzaba a golpearlo, no podía defenderse, y sus conejos quedaron inmóviles al dejar de recibir órdenes, lo que les dio paso a los demás para atacarlos con facilidad.
—¡Noiz! —Koujaku notó que su aliado se encontraba en apuros, pero cuando estaba a punto de ir en su ayuda, cinco tipos se le fueron encima de improvisto, y Clear no podía dejar su puesto.

El guardia apuntó a Noiz con su arma justo en la cabeza, y éste último sólo pensó en lo indigna que sería su muerte. Volteó a ver al sujeto y antes de que jalara el gatillo, sintió el pedo de sus brazos liberarse, pues los AllMates que lo retenían volaron en pedazos a un lado suyo, Noiz no perdió un segundo de la distracción del guardia para propinarle un cabezazo, seguido de un puntapié en el estómago para sacárselo de encima; retomó el control de sus conejos, quienes volvieron a controlar la situación que comenzaba a dificultarse para los demás, dos de ellos se dirigieron hacia el guardia que lo había atacado para terminar de noquearlo.

Noiz miró hacia su izquierda, encontrandose con la fría mirada turquesa de Mink, era obvio que lo había salvado sólo porque necesitaban de él en mayor medida para manejar ese caos, lo veía en su expresión, hasta que éste le lanzó una sonrisa altanera antes de continuar con su repertorio de golpes, le sorprendió un poco ver una sonrisa, aunque fuera mal intencionada, en el rostro de ese hombre gigante, pero hizo sus ideas a un lado y continuó con el combate, al menos aquello estaba siendo una buena experiencia para no morir de aburrimiento.

Con Emorragias:

No sentía el ardor de sus heridas, ni mucho menos la forma en la que su labio roto latía bombeando sangre, que no paraba de drenarse por su barbilla tensa.

No podía ver ni mover sus manos, supuso que estaban atadas tras tu espalda, dos brazos lo tomaban bruscamente de los hombros, guiando sus torpes pies hacia un lugar desconocido. Lo último que recordaba antes de recuperar la conciencia, fue haber sido emboscado cuando volvía a su casa por la noche, nada más. No podía sentir si le habían roto un hueso o provocado una emorragia cerebral, de todas formas, pasó de preocuparse por su estado, sería inútil, al menos eso creía él; si moría ahí sólo se convertiría en un problema para los tipos que lo habían secuestrado, y no le disgustaba tanto esa idea.

Llegado el momento, los sujetos que lo llevaban pararon, y lo presionaron hacia abajo, obligando a sus piernas a ceder, cayendo de rodillas al suelo, no le dolió. De pronto, la oscuridad que lo rodeaba instantáneamente fue reemplazada por una cegadora luz blanca que le hizo arrugar el rostro, ¿Acaso llevaba una bolsa en la cabeza?, No lo sabía, agachó la cabeza y parpadeó varias veces intentando acostumbrarse al brillo frío de la lámpara sobre él.
—No era necesario que lo dejaran tan mal —una voz grave habló de frente, al instante le sonó conocida, sin embargo, el golpe en la cabeza que le habían dado antes mantenía sus neuronas bastante anestesiado aún.
—Se resistió, y casi logra escapar dos veces, tuvimos qué tomar medidas más drásticas —se escuchó una voz rasposa detrás, todo lo que podía hacer era oír con atención mirando fijamente el suelo.
—Eres escurridizo ¿Eh? —una pequeña fuerza lo hizo levantar la cabeza, no supo de qué se trataba hasta que vio a unos pocos centímetros de él un rostro familiar, de rasgos pesados y un insoportable olor a canela que violaba sus fosas nasales, el rubio arrugó el entrecejo y miró con asco al contrario, a la vez que hacía su rostro a un lado en un gesto de desobediencia. El mayor ni se inmutó—. Levantante.

El suave gesto de sus dedos fue reemplazado por un fuerte agarre en sus cabellos, obligandolo a levantarse. En el breve instante en que sus hebras rubias fueron jaladas sin piedad, algo corrió por su nuca y columna vértebral, algo que lo dejó atónito mientras era arrastrado hacia una habitación diferente a la anterior. Fue lanzado con violencia hacia una cama desgastada y mullida donde aterrizó con medio cuerpo en el suelo, una tenue punzada en su coxis se fue directamente hacia su entrepierna.
—Iré al grano —habló Mink, apoyándose en la puerta ahora cerrada de lo que parecía ser su propia habitación —, quiero que consigas unos cuantos datos sobre el supuesto paradero actual de Toue para mi.
—¿Toue...? —ese nombre le sonaba.
—No está muerto, sigue planeando mierdas por ahí desde las sombras, y tu me ayudaras a encontrarlo —. "No está muerto", ya lo recordaba, era ese viejo que había intentado tomar el control de la isla y les había dado tantos problemas cuando fueron en ayuda de Aoba antes del incidente de la Torre Oval; por suerte no había tenido una pérdida cerebral o algo parecido. Sintió fastidio por las demandas que recibía, por supuesto que él no trabajaba gratis. Pensaba en qué podía pedirle a alguien como Mink y lograr obtenerlo sin terminar muerto en algún callejón, entonces, una peculiar idea cruzó por su mente y sus ojos brillaron.
—Puedo hacerlo —habló sin más, incorpordandose del suelo con dificultad, para sentarse en la cama, la cual rechinó añosa —, pero quiero algo a cambio.
—¿Cuánto quieres? —Aunque con expresión recelosa, el mayor se mostraba muchísimo más flexible de lo que Noiz recordaba, quizá la vejez lo estaría ablandando.
—No "cuánto", sino "qué" —corrigió, con ojos afilados y fijos sobre los contrarios, lamió la herida de su labios, el sabor del metal le trajo nostalgia.
—Bien, ¿Qué quieres? —la paciencia de Mink parecía disminuir a cada segundo que la conversación avanzaba. Noiz sonrió con sarna y se levantó de la cama, cojeando, acercándose al moreno.
—Si puedes hacerme sentir algo, lo haré completamente gratis.
—¿Huh?

Luego de unas cuantas explicaciones por parte del menor, y algunas quejas del mayor, terminaron haciéndolo sobre su cama. Noiz cerraba los ojos fuertemente, intentando concentrarse en todos esos imperceptibles estímulos que Mink conseguía provocarle con el poder de la fuerza bruta. Sin previa preparación, el rubio era penetrado ferozmente, su miembro sufría el tacto áspero del contrario más las punzadas de sus cortas uñas enterrándose en el glande. Noiz seguía maniatado, esta vez al cabezal de la cama, la cual rechinaba sin parar al son de sus movimientos, Mink mordía y succionaba todo sector existente en su pecho, sus pezones en particular, lo cuales brillaban rojos de las incesantes mordidas que le eran propinadas. El menor mordía la zona herida de su labio para contener su voz, provocandole dolor y con ello, más placer.
—¡Ah! ¡Ah! ¡Más! —gritaba desesperado, juraba que jamás en su corta vida había sentido tanto como en ese momento, y estaba a punto de volverse loco por lo placentero que era sentir. Mink, en un intento por acallar sus irritantes suplicas, unió sus bocas en algo que no podía llamarse un beso realmente, pues el menor no sabía como hacerlo bien, y más la desesperación que traía, le era más que imposible al moreno guiarlo. Hastiado, Mink mordió la lengua de Noiz y tiró de ella junto a sus piercings, lo que provocó que finalmente el menor se viniera con un grito ahogado.

Quizá podría cobrar un poco más por su servicio.

30 DÍAS DE MULTISHIPP (DRAMAtical Murder) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora