Fuego.

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Ángela.


Varios días habían pasado ya desde la última vez que nos vimos. Desde ese día había estado tratando de seguir con mi vida como si nada hubiese pasado. No voy a decir que me arrepiento de haber ido hasta su casa porque se que no es así, no me arrepiento, pero todo lo que paso me sirvió para poner en orden mis ideas, no así mis sentimientos. Todos las noches antes de dormir pienso en ese momento, en sus besos, en sus labios, en su piel en contacto con la mía. También pienso en ella, en su cara cuando me vio ahí con él, en el reflejo de sus ojos pude sentir el miedo que sentía a perderlo, miedo que también supe sentir yo. La entendía.

También pude ver el miedo en los ojos de Agustín, le importa, no quiere lastimarla. No puedo describir con palabras lo que sentí al verlo con un nuevo amor, fue devastador. Pesé a que imaginaba que el pudiera estar con alguien verlo lo hizo real, le pude poner rostro, voz, a esa otra persona. Creo que fue la primera vez que entendí lo que el sintió aquella que me vio con Pepo después que terminamos, era como si pudiese escuchar los pedacitos mi corazón desquebrajarse. Sentí que ya no había tiempo para nosotros, que nunca lo hubo, que lo nuestro quedaría en el pasado como una historia que no fue.

Había recibido muchas llamadas perdidas y mensajes de Agustín, no contesté ni leí  ninguno. No quería hablar con él, no podía tenerlo cerca, sabía que no podría resistirme y no quería ser la tercera en esta historia. No podía ni quería ponerme en ese lugar, por lo que había decidido ignorarlo. 

Toda la semana había estado tratando de concentrarme en mi trabajo, necesitaba pensar en otra cosa y mi carrera siempre era mi prioridad así que se me hizo bastante fácil poner toda mi energía y mis pensamientos en eso. Salvó cuando llegaba la noche, ahí todos los acontecimientos de los últimos días volvían a mi cabeza, era como si la calma de la noche desatará el caos en mi, como sino pudiera frenar todo lo que sentía. Era por eso que había aceptado la propuesta de los chicos de salir esta noche.

Pepo, Juan, Tomás y yo salimos de casa para ir a la fiesta Bresh, hacía mucho que no salíamos los cuatro juntos por lo que estaba de buen humor. Al llegar no dirigimos a la parte V.I.P. del boliche, nos acomodamos en una esquina de la barra y empezamos a dejarnos llevar por la música. Realmente la estaba pasando bien hasta que después de un rato lo vi, estaba en la otra punta de la barra con algunos de sus amigos y con ella. No pude evitar mirarlos.

-Juan, mira lo mas disimulado que puedas para tu derecha, esta Agustín con la novia. Le dije al oído para que nadie más pueda escuchar. No quería que Pepo supiera que sigo pensando en él.

-Ay, Amiga.No puedo creer que justo este acá. Que linda que es. Me dijo girando la cabeza bruscamente y a mi me dieron ganas de matarlo.

-No mires así, te dije que disimularas boludo. Le dije levantando el tono mientras le pellizcaba el brazo.

-Vamos a comprar más birra.¿Quieren? Nos pregunto Tomás interrumpiéndonos. Parecía que no había escuchado nada de lo que estábamos hablando.

-No, yo quier algo más fuerte. Contesté y sentí como todos me miraban sorprendidos, no porque no estuvieran acostumbrados a verme tomar alcohol sino porque siempre era de tomar birra o fernet. 

Un rato más tarde y después del tercer shoot de tequila me sentía un poco mareada pero no podía dejar de bailar, lo único que sentía era la música. El alcohol había logrado lo que buscaba que era divertirme pero no podía olvidarme de que Agustín estaba ahí. Él todavía no me había visto, estaba rodeado de gente como siempre, era como un imán. Siempre había sido así, cada uno que lo conoce no puede evitar quererlo, es muy carismático. No puedo dejar de reconocer que deseaba mucho que él me viera, que se diera cuenta que yo estaba ahí pero la que si me había visto era Clara. Lo se porque siento sus ojos clavados en mi como dos cuchillas que me atraviesan de lado a lado, puedo sentir todo su rencor, puedo sentir que se siente amenazada por mi. 

Afire LoveWhere stories live. Discover now