Despedida.

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Ángela.

Me desperté con todo el sol del mediodía dándome en la cara, era una sensación agradable. Sentí también el agarre de un par de manos sobre mi cintura, en ese momento recordé donde y con quien estaba, también era una sensación agradable. Me di vuelta para mirarlo, todavía dormía, dejé un beso en su boca y traté de levantarme sin despertarlo para ir al baño. Me sentía tan tranquila, tan feliz, a pesar de las circunstancias en las que estaba cada uno, era como si en ese momento nada más importaba, como si le hubiéramos puesto pausa a la vida real. Sabía que esa sensación era pasajera.

Una vez adentro del baño prendo mi celular con la intención de hacer un control de daños, lo primero que vi cuando lo prendí era que eran las dos de la tarde y mi vuelo salía a las 15 desde el aeropuerto del Jaguel, lo segundo que fueron muchas llamadas perdidas de Karen y por supuesto de Pepo, y decenas de mensajes preguntando donde estaba, si estaba bien. Decidí contestarles de camino al aeropuerto, ahora quería despedirme de Agustín, decirle que había sido una noche hermosa pero que tenía que volver.

Salgo del baño y lo veo sentado en la cama, con el pelo revuelto, los ojos achinados que delataban que recién se había despertado y una sonrisa en la cara. Inmediatamente sentí un nudo en el estomágo, no quería irme, no quería alejarme de él nuevamente.

-Buen día hermosa, pedimos algo para comer? muero de hambre. Me dijo, rompiendo el silencio.

-Buen día, Agus. Ya me voy, mi vuelo sale en un rato. Hablé mientras guardaba mis cosas, no podía mirarlo.

-No te vayas, por favor. Si queres te ayudo a cambiar el vuelo. Se levanto de la cama, se acercó a mi, puso sus manos suavemente en mi cara haciendo que lo mire.

-No puedo, están preocupados por mí, me esperan. Le dije tratando de no nombrar directamente a Pepo, no quería traerlo a este momento que era nuestro.

-Ya se, Ange, pero dame este día, no te pido nada más. Aprovechemos que somos nosotros dos, disfrutemos este encuentro, después cada uno vuelve a su vida. Por favor, te necesito. Me dijo mientras iba dejando pequeños besos en mi cara.

-No se, Agustín, no esta bien y los dos lo sabemos. Mientras yo hablaba él seguía dejando besos, ahora en mi cuello. Mis deseos de quedarme iban aumentando a medida que me iba besando y eso él lo sabía muy bien.

-¿Y qué es lo que esta bien y lo que esta mal? ¿Esta bien ir contra nuestros sentimientos? ¿Esta bien que te vayas cuando los dos sabemos que lo que querés es quedarte conmigo? Un día te pido, nada más.

-Esta bien me quedo, pero prométeme que después cada uno vuelve a su vida, que no vamos a hacer sufrir a nadie más.

- Te prometo que lo voy a intentar.

-Agustín! Levante el tono, necesitaba que me dijera que sería este día y nada más, que me lo prometiera aunque los dos supiéramos que no sería así, que después de hoy sería imposible volver a lo de antes. Aún así yo necesitaba que me lo dijera, necesitaba eso para no sentirme más culpable de lo que ya me sentía, pero necesitaba quedarme, todo mi cuerpo me lo pedía a gritos, sabía que no era lo correcto pero sabía que por una vez en dos años necesitaba escucharme, hacer lo que siento.

-Esta bien me quedo, pero deja que mande unos mensajes para no preocupar a nadie y después cambiamos mi vuelo. Pude ver como se le iluminaba la cara y eso me reconforto, de verdad quería que me quedará.

-Si, gracias. Me dijo volviendo a llenarme de besos y no pude evitar reír.

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Afire LoveWhere stories live. Discover now