Sentí mis orejas apegarse a mi cabeza, mi cola enroscarse y mis bigotes moverse. Aquél característico olor de mi amo se percibía por toda la casa, aquél olor a café express, menta y jabón me estaba volviendo loco.
-Amo- susurré. Tenía mas que claro que no estaba en casa, tenía más que claro que llevaba mas de dos meses sintiéndome tan necesitado de amor y sexo, tenía más que claro que tenía tanta necesidad de voner dulces...
Corrí en mis cuatros patas a la cosina, olisquié todo lo que pude Encontrándome con ese rico pastel de fresas y chocolate, que había comprado MinHo hyung, sobre la mesa. Subí con dificultad hasta poder atrapar mi hocico en el pastel.
Últimamente no podía dejar de comer comida dulces y restregarme en las cosas de mi amo, su olor me llamaba como azúcar a las moscas, me era casi imposible no ronronear al tenerlo serca.
-JiSungnnie ya lle... - con todo mi rostro gatuno empastelado miré hasta la entrada de la casa. Amo me matara- estas sobre la mesa, en tu forma de gato, comiendo el pastel que comeríamos en nuestra noche de peliculas... A la habitación ahora.
Y como si hubiera visto un perro corrí hasta el lugar nombrado convirtiéndome en humano.
-¡No es lo que crees! - estaba desesperado, extasiado, excitado ante la imagen que me daba mi amo quitando su corbata negra.
-¿Que és lo que debo creer gatito mal criado? - susurro amarrando mis muñecas.
-Yo... Yo solo... Yo- estúpidos balbuceos. Mierda se ve malditamente caliente.
Comencé a ronronear, mover mi cola por mi costado, y abrir mis piernas, sabía que algo andaba mal conmigo en estas últimas semanas pero al tener a MinHo serca con esa postura dominante, era imposible parase a pensar en otras cosas. - fóllame, amor...
-Gatita- susurró sobre mi cuello, dejando pequeños besos humedos. Podía sentir su lengua jugar con mi clavícula y hombros.
-Amo~ -solloce abriendo más mis piernas, necesitaba contacto, sentir su aroma mezclarse con el mío, sentí su aroma mezclarse con el mío, sentir su pecho contra mí y su duro pene en mi interior. -fui malo por... Por favor.
Fué bajando sus besos por mi descurbierta piel hasta que se detuvo en mi abdomen. Vamos, se que que subí algo de peso pero ¿Tan mal me veo?
Alejó su cuerpo del mío y me observó desde quella distancia.
-¿Estas comiendo bien?
-¿Disculpa? -hablé indignado, nadie me trata de gordo.
-pregunté si estas comiendo bién ,¿estás durmiendo bien? - comenzó a mirarme de pies a cabeza. - hace una semana vomitabas hasta el alma.
-¿Ahora me dices enfermo? - con toda la indignación y ego posible intenté levantarme pero nuevamente sentí su cuerpo sobre mí-¡¿Que te pasa, idiota?!.
-Debes cambiarte, iremos al doctor- a paso presurado comenzamos a arreglarnos y tomar nuestras cosas. No entendía que pasaba pero en menos de diez minutos nos encontrábamos frente a un doctor de hibridos mirando unos documentos con más letras que la biblia.
-Bueno... El pasiente Han tiene los comunes síntomas del...
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