Solo tú

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Dije que no quería decepcionar a nadie con este capítulo y creo que lo voy a conseguir.

Disfruten leyendo tanto como yo he disfrutado y sufrido para escribirlo.

Hinata llamó al timbre de la puerta de Naruto segura de sí misma. Pero cuando abrió la verja que protegía la entrada, las dudas comenzaron a asaltar a Hinata. Y conforme se iba acercando a la entrada, éstas iban en aumento. Lo cierto es que seguía algo temerosa de la reacción de los demás cuando vieran que había vuelto.

Aunque, en realidad, las personas más peligrosas ya sabían que había vuelto. Sasuke y Sakura, los dos mejores amigos de Naruto, que siempre velaron por él mientras Hinata estaba en Madrid; y los padres de Naruto, que desde que él les permitió volver a formar parte de su vida, le habían apoyado en todo lo que hacía, lo que hizo que Naruto volviera a retomar una relación más fluida y cómoda con ellos. Aún le guardaba algo de rencor a Minato, pero por lo importante del objetivo final había decidido olvidar por el momento ese sentimiento tan oscuro.

Naruto abrió la puerta principal, y al ver a Hinata, se quedó absolutamente embobado al ver la belleza natural y la pureza que poseía.

— Límpiate la baba, que se te está cayendo... — dijo Neji en broma, haciendo que tanto Hinata como Naruto se sonrojaran ligeramente. A ella todavía le daba algo de reparo ese tipo de bromas sobre los sentimientos de ambos.

— Así que al final habéis podido venir... — dijo Naruto, que no podía quitarle el ojo de encima a Hinata.

— ¿Y perdernos todo lo que va a pasar esta noche? Ni muerto me pierdo esto. — bromeó Neji, haciendo que Naruto riera y desviara, por primera vez, la mirada de Hinata.

Pero esa situación no duró mucho. Naruto volvió a posar sus ojos sobre Hinata, que llevaba a Boruto en brazos. La imagen enterneció a Naruto, que anhelaba formar parte de forma definitiva de las vidas de ambos. No es que no creyera que no estaba en sus vidas, pero la realidad es que no era lo mismo que verlos todos los días en su casa, viviendo con él y amándose los tres como una familia.

— Hinata, gracias por traer a Boruto, entiendo que no es fácil para ti, así que te agradezco el detalle. — dijo Naruto, con su voz cargada de sinceridad. Entendía que la posición de Hinata era bastante comprometida, y por ello se sentía bien viendo que habían acudido ambos. — Pasad, no os quedéis aquí esperando.

Cuando Naruto y Neji entraron escoltando a Hinata, se sintió segura de nuevo, creyendo que podría con todo. Ni hablemos de Boruto, que se sentía muy feliz de tener tan cercanos a su padre y su madre, además de su querido tío Neji.

La gente observó a Hinata como quien ve a un fantasma, con estupor y mucha sorpresa. Los cuchicheos no se hicieron esperar, lo que hizo que Hinata mirara hacia el suelo. Era inevitable que hablaran mal de ella, sabía que todos iban a estar a favor de Naruto, por eso no quería ir. Hinata amagó con darse la vuelta, pero sintió un agarre firme en su brazo derecho que impidió que se fuera.

Era Naruto.

Su mano izquierda agarró a Hinata, y su mano derecha se cerró fruto de la rabia que sentía en ese instante. Nadie entendía los motivos detrás de su marcha, nadie supo lo que ella pasó, ni siquiera él. Si él no la juzgaba, que era el padre de su hijo, ¿quiénes eran los demás para hacerlo?

Y eso era algo que Naruto estaba más que dispuesto a dejar claro.

— ¡Eh! — gritó Naruto, para llamar la atención de todos. — Si tenéis algo que decir, decidlo a la cara. ¡No seáis cobardes!

Un lazo eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora