La importancia de tu nombre

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—Sasuke, Sasuke Uchiha —escuchó la débil voz salir con esfuerzo de sus labios, casi evaporándose en el aire por lo ligeras que aparentaban ser y siendo arrastradas por el viento hasta sus oídos.

Estaba a unos cinco metros de distancia, observando de frente la espalda encorvada y ancha del hombre que sujetaba a su reciente compañero; no habían advertido su presencia en ningún momento y eso le confería cierta ventaja.

Una sonrisa surcó su expresión en contraste con la seriedad de su mirada. Percibió un gemido de dolor y apuntó al hombro izquierdo del anciano que parecía convulsionarse de felicidad por haber lastimado a su presa.

Disparó sin una pizca de vacilación y vio caer al hombre mayor seguido del azabache.

—Sasuke Uchiha —lo llamó caminando en su dirección.

Las cejas del chico se alzaron, su labio inferior comenzó a temblar y balbuceó palabras sin sentido. Dejando en el suelo el arma, estiró ambas manos para tomar el rostro de Sasuke.

—Todo está bien —le aseguró, tranquilizándolo y sujetándolo con fuerza por las mejillas.

A un lado de ellos, el anciano se retorció de dolor y Neji lo ignoró por completo, ni por un instante apartó la mirada de la de Sasuke, siendo más importante que el chico lo reconociera, en lugar, que el tipo se levantara y lo apuñalara con el cuchillo que aún aferraba en su mano.

—Debemos... debemos irnos ahora —habló con dificultad, con voz trémula y carente de entonación.

Asintió con lentitud, ensimismado, y lo ayudó a ponerse de pie, pero comprendió que estaba perdiendo mucha sangre y que en cualquier momento se desplomaría.

Neji se agachó frente a él y ordenó sobre su hombro:

—Sube.

Quería protestar, prefería quedarse ahí que recibir su ayuda, pero el anciano volvió a reír como psicópata y el miedo lo superó.

Se dejó caer pesadamente en su espalda y con sus piernas rodeó la cintura de Neji. Sintió cuando lo alzó y tuvo la sensación de estar flotando en el aire, pero el calor que el chico le transmitía en el pecho le resultó un enlace más sólido que sus brazos aferrándose a su cuello.

Había dejado el arma olvidada, y un su mente surgió la interrogante de qué harían si un zombie los atacaba en ese instante, sin embargo, la escena fue muy surrealista para su gusto; parecía que estaban en una ciudad fantasma, ni una mísera sombra humana en las paredes o en las ventadas, un silencio sepulcral y solo los pasos del Hyuga levantando el polvo que provocaba que su visión fuese cada vez más borrosa.

Aún no habían terminado, faltaba el combustible que dejaron atrás junto con el arma y conseguir más municiones, pero coincidió con la decisión del chico, quería salir cuanto antes de allí.

—Ya casi llegamos —murmuró para él, como adelantándose a sus pensamientos.

—Sácame de aquí —dijo muy mareado y recargó su cabeza en su hombro, rozando su mejilla con la oreja de Neji.

Supuso que estaba delirando, sabía que Sasuke no diría algo así en sus cinco sentidos.

—No te preocupes, yo me encargo. —Continuó avanzando.

[...]

Nunca pensó ver así al chico, cooperando al quedarse inmóvil y permitir que atendiera su herida, callado y sin protestar cuando limpió y cerró el corte con unas puntadas.

Sálvate a ti mismoWhere stories live. Discover now