•Dirty Daddy•→ «Calum Hood, CTH»

DD: II

Era su segundo día en esa casa, no había ocurrido nada extraño gracias a Dios, pero tenía en claro que no siempre sería así.

Emily paseó en su pequeña pijama hasta la cocina, una vez allí, se sentó a tomarse un café bien cargado.

— Buenos días pequeña—. Saludo Calum en solo bóxers, cosa que obviamente le calentó.

Mordió su labio al observarlo y observar el enorme bulto bajo su ropa interior.

— ¿Te gusta lo que ves?, Porque a mí me encanta—. Calum alejó su vista de el escote pronunciado de su pijama y la miró a los ojos, dónde ella subió la vista.

— Si—. Dijo segura sintiendo la humedad cubrir su entrepierna.

Calum metió sus dedos dentro de sus lindas piernas y acarició las bragas rosadas, Emily gimió bajo  apretó su brazo. El chico se detuvo a morder su cuello y ella gimió alto.

«solo te mordí el cuello, espera a que te folle». Pensó e hizo a un lado sus pequeñas bragas y toco su clítoris con sus dedos.

— Cal…—. Calum le dió una fuerte nalgada sacándole un chillido.— Daddy—. Se autocorrigió.

Una sonrisa se escapó de Hood, pero entonces, sonó el timbre.

— Puta mierda—. Gruñó él y beso sus labios antes de ponerse una bata larga y abrir la puerta, topándose con el cartero.

— Buen día señor Hood—. Saludó él.— Le llegó una invitación, de la señorita Verónica Perales—. Le entregó el sobre.— Que tenga un buen día—. Se retiró.

Calum leyó la carta-invitación y caminó de nuevo hacia Emily, quién estaba acostada en el enorme sillón.

— Nena, me acompañarás a una fiesta ésta noche, ¿Tienes algo de gala?—. La miró desde arriba

Emily negó.— No, y no pienso acompañarte, odio las fiestas—. Dijo jugando con el encaje de su pijama.

Calum la arrastró al final del sofá y se metió entre sus piernas, Emily se quejó al sentir sus dedos apretar sus muslos de manera brusca.

— Escúchame bien, pon atención y toma nota si es necesario—. Sujetó su mandíbula y ella lo mordió.— Mira pequeña perra, me acompañarás con la mejor cara que vas a poner solo para mí, te pondrás un lindo vestido que yo escogeré para tí, y serás muy linda porque si no me verás cabreado—. Le sonrió amargamente.— Y no quieres eso, ¿O si?—.

— Púdrete—. Le dijo aún jugando.

— bien, te lo ganaste, las vas a contar en voz alta, serán 10—. La volteó y ella se quejó.

Bajó el short pijama, y admiró su trasero, lo tocó ligeramente y apretó una de sus nalgas. Ella jadeó y mordió el sillón, Calum azotó su mano contra su trasero y ella se quejó, le dió un par más.

— ¿Cuántas llevas?—. Le dijo él.

— N-no lo sé—.

Le pegó otras dos.— ¡¿Cuántas llevas?!—.

— ¡Nueve!—. Azotó una vez más y acabó.

— y te espera mucho pequeña—. Le susurró y la dejó ir.