Capítulo cuatro

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Desperté más temprano que de costumbre, Ander estaba abrazado a mi cintura y su cabeza estaba sobre mi hombro, cuidadosamente lo moví a un lado y me levanté con pesadez.

Tomé una ducha rápida y cepille mis dientes, al llegar a mi habitación, el aún estaba durmiendo como un angelito, causando que sonriese. Se veía jodidamente adorable.

Agarré mi uniforme del armario y el de Ander, lo dejé sobre la cama sin despertarle y me coloqué la ropa interior.— ¡Joder! Que dolor de cabeza traigo.— Reí al verle agonizar, la resaca que le venía encima, no se la deseaba ni a mi peor enemigo.

Busque entre mis cosas, encontré una aspirina y cogí el vaso de agua que estaba sobre mi velador.— Toma, que no quieres llevar ese dolor de cabeza al instituto.— El obedeció.

— ¿Qué haría sin ti? — Preguntó tomando mi mano, solté una pequeña risilla y me acerqué a él, quedamos a pocos centímetros de distancia.

Mi móvil vibró y me aleje de mi novio, para cogerlo, era la notificación de una invitación a una celebración, un grupo de tal vez unas cien personas o hasta más, creado por el camarero.

Una fiesta.

Perfecto.

— Que tenemos celebración, Ander.— Le dije sonriente, el me miró sin entender y se levantó de la cama, acercándose a mi. Cogió mi móvil y leyó el mensaje.

— ¿Y por qué el camarero quiere que asistas a su fiestecita?

Rodé los ojos y el mantenía su rostro serio, sus estúpidos celos otra vez, le quite el móvil de golpe y agarré la camisa, comencé a abotonarla y Ander se fue molesto al baño, seguramente a tomar una ducha y quitarse un poco la resaca de encima.

Una vez lista, el salió del baño con solo su ropa interior de color negro puesta, mordí mi labio inferior y le pasé el uniforme.— Aún tenemos tiempo, guapa.— Susurró en mi oído, al pasar por mi lado y se sentó en la cama.— Podemos divertirnos un rato.— Negué con una sonrisa.

— Pero si anoche tuvimos bastante diversión.

— ¿Anoche? — Un dolor punzante se apoderó de mi cuerpo y por más que quisiera fingir que no me dolía en lo más mínimo, Ander notó que la había cagado.

— Lo siento...— Comenzó a disculparse y solo me limite a negar con la cabeza.

— No...Está bien, que no ha pasado nada.— Salí de mi habitación y me adentré al baño de Carla, necesitaba llorar, me sentía como una completa estúpida. Pensé que todo se había solucionado con Ander, pero como siempre, estaba equivocada.

— Gail, ¿estás ahí? — Se escuchó la voz preocupada de mi hermana menor, al otro lado de la puerta.

— Si, tranquila. Que Ander está utilizando mi baño y he venido por el tuyo.— Mi voz sonó débil y quebrada, alce la mirada y me vi en el espejo, todo el maquillaje que llevaba hace unos minutos, estaba hecho un desastre, la máscara de pestaña la tenía regada debajo de mis ojos y mis mejillas estaban rojas por llorar.

Deje mi cuerpo caer al suelo y continué llorando.

— Gail, que si no me dices la verdad, entro a la fuerza. Recuerda que es mi baño y tengo llave.— Amenazó Carla, segundos después, ya estaba abriendo la puerta del baño y sentándose a mi lado, para darme un cálido abrazo. Apoyó su cabeza sobre mi hombro.— Venga, guapa. Dime que sucedió ¿Que te ha hecho Ander?

Pretty Face, Perfect Crime: Élite (COMPLETA)Where stories live. Discover now