Capítulo 3.

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Sus dedos golpeaban frenéticamente su celular, la tailandesa estaba desesperada para que por fin terminara la primera hora de clases.

Y su desesperación se debía a una persona: Kim Jisoo.

Lalisa necesitaba hablar con ella, entender el porqué de su ausencia, saber si el motivo era por los incidentes del primer día de clases, la verdad era que a la chica le preocupaba si Jisoo lo hubiese mal interpretado todo. Su actitud no había sido de lo mejor. Además, lo que había visto en la fiesta de Jennie la había sacado de sus casillas, aunque ahora solo trataba de no recordarlo.

Creyó que Jisoo iba a entrar por esa puerta a clases esa mañana, pero no. De nuevo había faltado, así que en cuanto finalizara la primera hora, saldría corriendo a pedir información respecto a ella.

Observó por octava vez el reloj en su muñeca, faltaban quince minutos para salir y le parecía casi una eternidad cada segundo. El tiempo no era el mejor aliado de la chica, nunca lo había sido.

—¿Alguna duda respecto al trabajo que harán? —habló el profesor después de explicar la tarea, obviamente Lalisa no había comprendido absolutamente nada por estar pensando en salir huyendo de ahí, pero no preguntó nada, eso significaría más tiempo de clases mientras le explican de nuevo, así que prefería preguntarle más tarde a un compañero, tristemente no compartía esa clase con Rosé para acudir a su ayuda— Viendo que no hay nadie que parezca tener dudas y sin más que decir, pueden salir.

A la chica parecieron iluminarse sus ojos cuando el profesor permitió la salida, así que tomó sus cosas y, entre empujones a sus compañeros y varios "lo siento", logró salir y correr como nunca hacia las oficinas para preguntar por la chica que surcaba en sus pensamientos, la culpabilidad la estaba comiendo viva.

Antes de entrar a la oficina, frenó en seco, alisó sus pantalones y acomodó su cabello con sus manos, no quería estar tan desalineada al hablar con la secretaria, desde siempre sus padres le habían inculcado que la buena presentación visual y verbal era primordial para una buena impresión en las personas.

—Buenas tardes —saludó amablemente, de inmediato recibió respuesta de una señora de más de cuarenta años, lucía bastante alegre y eso le inspiró confianza, el hecho de que no se tratará de una persona que va ahí por la vida de una manera amargada—. Disculpe, soy Lalisa Manoban, y me gustaría recibir información sobre una chica.

—Oh, por supuesto, pase y tome asiento, por favor, señorita Manoban —sonrió la señora, señalando con un gesto las sillas frente a ella, obedeció a su sugerencia—. ¿Qué es lo qué desea saber de la chica? Recuerde que no le puedo dar todo lo que desee de información por ser confidencial, pero adelante, veré en que le puedo ayudar.

—Gracias —carraspeó, para luego continuar—. Se integró a este instituto el lunes pasado, es nueva aquí, pero desde el primer día dejó de asistir y quiero saber si hay alguna clase de justificante por su ausencia o si... si ya no va a volver.

Eso último le preocupaba más a Lalisa, no quería que la chica dejara de asistir, se sentiría aún peor, además había una pequeña chispa dentro de ella por querer conocerla.

Jisoo le parecía una persona peculiar, tenía demasiada curiosidad respecto a ella.

—Entiendo, ¿cuál es su nombre?

—Es Kim... Kim Jisoo —respondió, recordaba bien su nombre desde el día en que la profesora Sandara lo había dicho, entonces comprendió que iba a ser un nombre que probablemente jamás olvidaría.

—¿Qué? —una voz habló detrás de ella, causando que la tailandesa se sobresaltara y se pusiera de pie frente a ella casi al instante— Yo soy Kim Jisoo, ¿qué ocurre?

Stay || lisoo [TERMINADA]Where stories live. Discover now