TÚ ME DEJASTE. | Starker. [En proceso]

2.- Una decisión

El paso del tiempo se movía bajo sus pies, Peter no se consideraba una persona débil, tampoco una fuerte. Solo alguien que vivía y trataba de estar de pie pese a lo difícil que estuvieran las circunstancias. La vela de esperanza que se hallaba encendida en su pecho era soplada con cada video que Hydra se encargaba de mostrarle.

¿Un mes? ¿Dos meses? No lo sabía.

El tiempo es lo que más sentía correr. La poca —o quizás mucha dada la situación— información que tenia del exterior era que Tony lo busco pero sus búsquedas cesaron en poco tiempo. Rogo por saber algo de su tía, pero no logro que le dijesen algo, solo le aseguraron que si cooperaba, no tendría por qué preocuparse.

Y volviendo a Tony. Era lo que más dolía, te ver el acercamiento que este comenzaba a tener con el Capitán América. Miraba los gestos, el tacto que llegaban a tener, las sonrisas que lograban darse. Ha tenido la suerte de que no le hayan vuelto a tener que presenciar algún beso, solo abrazos, que de igual forma logran herirlo.

Aquellos brazos que eran el hogar representado para él. Aquellos abrazos que eran su refugio durante cada noche.

¿Qué sentido tenia luchar por volver a un lugar donde no había espacio para él?

No decía nada cuando los científicos analizaban su sistema, no renegaba cuando le sacaban sangre, mucho menos cuando la única vez que lo hizo fue inyectado por una sustancia que lo dejo débil por vaya a saber cuántos días. Su cuerpo no estaba bien, eso lo sentía.

—¿Qué me están haciendo? —había preguntado Peter.

—Tu sistema es impresionante —respondió una mujer y el hombre a su lado asintió—. Tu genética es mejor de lo que creímos.

—Puede parecerte duro esto, Parker. Pero estas logrando que más gente como tú, tenga la oportunidad de usar su ADN.

Peter miro buscando en ellos un rastro que le dijese quienes eran esas personas. Puedo visualizar sus nombres "Sarah" y "Albert".

—¿Más como yo?

Miro a los dos sonreír y supo que no tendría más respuestas.

Ese fue su única actividad día a día, pasar de científico a científico. Unos amables, otros no tanto. Sentía que jugaban con su mente al conectarle cable tras cable en su cuerpo, para después ardor sobre él, descargas en su mente y posteriormente caer rendido en un estado por demás mediocre a nivel mental.

Y así la llama de su vela de esperanza se deshacía.

Miro a Edward —el agente que se había encargado de mostrarle cada video y de inyectarle aquello que lo dejaba débil—, se acercaba con una caja pequeña y la tableta que ya bien conocía.

Edward era aquel que se encargaba de apagar su vela. Por suerte —si puede si quiera considerar que posee un gramo de ella— Cuatro no era así. Este agente, el primero que conoció al llegar, quien fue quien lo saco de los escombros en la misión, era menos frívolo, no hablaba demasiado, pero podía ver que no era tan hostil como Edward.