TÚ ME DEJASTE. | Starker. [En proceso]

3.- El cambio se acerca.

Pasaron días para que Peter despertase, cuando abrió los ojos lo primero en ver fue a Edward, Cuatro y un hombre al cual desconocía, así como algunos científicos estudiando —supone que a él mismo— y al querer ponerse de pie lo detuvieron los cables que se encontraban conectados a su cabeza, abdomen y brazos.

—Quiten todo eso —ordena Edward.

Peter guarda silencio, su mirada luce ligeramente perdida y su cabeza duele, desconoce cuánto tiempo lleva así, espera que no mucho. Por su mente varios recuerdos lucen confusos y varias de ellos lucen oscuros. No se esfuerza por ordenar su mente, simplemente hace que todo pare.

—Bienvenido, Peter.

Peter asiente.

—Tomate tu tiempo, quiero creer que aún sigue en pie que hayas aceptado nuestra propuesta.

Peter lo recuerda, y por ese momento siente enojo rodearlo, recuerda el video, recuerda todo lo que ha visto en el tiempo que lleva encarcelado.

—Por supuesto. —responde sin emoción alguna, ganándose una sonrisa de los presentes.

—Cuatro te guiara a una habitación, aséate y nos vemos más tarde.

Edward sale de la habitación seguido del hombre que notó no despegaba su mirada de él pero que no le había dirijo aún la palabra. Cuatro lo lleva hasta una habitación, al entrar se sorprende, se ve más acogedora de lo que creyó que seria.

Hay ropa, y todo lo que necesita. «Al menos son amables » piensa.

El castaño entre al baño, cuando se desviste pasa su mano sobre su cuerpo desnudo, siente su cuerpo diferente, al mirarse al espejo ve las ojeras, lo pálido que su rostro se ha tornado, así como el brillo perdido en sus ojos.

Le abre al grifo de agua y se rosea un poco en la cara. Medita lo que pasa, medita todo lo que su mente está tratando de estabilizar.

Cierra el grifo de agua y decidí ir hacia la ducha, al abrirla siente el agua caliente cubrirlo, agradece internamente, siente su cuerpo perder ligeramente la tensión acumulada, su cabello vuelve a sentirlo más suave y menos tosco, al igual que su piel.

Vaya a saber que tanto le hicieron, supone nada bueno, pero por lo visto nada malo tampoco. Entonces recuerda su conversación con Sarah y Albert, ¿Más como él? No entiende aún, pero supone pronto lo sabrá.

Al cabo de 10 minutos —al menos lo que el cálculo—, decide salir con una toalla enredada en su cintura, al entrar a su nueva habitación se encentra con Cuatro.

—Veo que aquí no se toca —le dice Peter serio.

—No creo que haya mucho que ver —le responde Cuatro—. Supongo que abras notado el armario, ponte ropa de entrenamiento, nos esperan en 15 minutos.

Peter asiente y lo queda mirando.

—Te esperare afuera, apresúrate.

Cuando Peter termina se dirige con el agente hasta una área de la base que no creyó que existiese. Es grande, y cuando entra en una de las compuertas mira con asombro el área de entrenamiento: extensa, diversa y limpia.