El mundo oculta a seres desconocidos... seres como nosotros, pero llenos de secretos.
Secretos que los hacen ser extraordinarios y al mismo tiempo temibles.
La humanidad desconoce de su existencia; o más bien se aferran a cuentos y leyendas para no...
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Gracias a los rayos del sol irrumpiendo en la habitación Camila despierta desorientada y adolorida por la mala postura al dormir, y la incomodidad de la frialdad de las cerámicas.
Estruja sus ojos, mientras piensa que todo fue una pesadilla. Pero al echar un vistazo a su habitación es como si se hubiera golpeado con una pared de cristal, sus libretas y lápices estaba esparcidos por el suelo, y no solo eso, forma la palabra "ASESINA".
Pensé en quitar eso, pero mi frustración pudo que más que la razón, y hay esta. Ella se queda paralizada al darse cuenta de que no ha sido producto de su imaginación, ni mucho menos una pesadillas. Todo fue real, obliga a su mente a buscar el origen de esa voz, de ese rostro... pero no es ella quien posee el control. Y por más que intente darle sentido a la cosas, solo encontrara disturbios y contradicciones.
Frustrada por no ser capaz de recordar, remueve todo los papeles en el suelo, deshaciendo esa palabra que tanto la perturba.
—No soy una asesina —susurra con las lágrimas recorriéndole el rostro—. Hasta cuando tengo que vivir sin pasado y con un presente perturbador, hasta cuando... —su voz termina en gemidos inentendibles.
Derrama lágrima tras lágrima, intentando comprender su vida, pero es imposible entender algo de lo que desconoce.
Con pasos tambaleantes se mete debajo de la regadera sin desnudarse, no sale sino hasta que los dedos de sus pies están arrugas como pasas. Ya más calmada, busca algo que ponerse con el alma por el suelo. Desliza por su cabeza la Shemis beis, la falda por sus piernas... se calza unas converse negras, no se detiene a verse en el espejo, recoge sus libretas aun esparcidas en el piso y las coloca dentro de su mochila.
Baja las escaleras despacio como el que se encuentra entrando a un lugar prohibido y no quiere que lo descubran. Pone su mejor sonrisa y camina a la cocina de la misma manera.
—Buenos días nana, ¿pasa algo? ¿Dónde está mi madre? —Rosa se toma de un sorbo su café.
—Salió muy temprano, al parecer paso algo en la ciudad, un niño desapareció —explica con cansancio.
—Pero mamá es forense. ¿Para que la necesitan? —pregunto Camila extrañada.
—Sí, pero también es parte de la policía y la necesitan. Ya sabes que no es un lugar con muchos habitantes por ende no hay muchos policías. Así que yo te llevare al colegio —. Explica con palabras apresuradas.
Deja la taza de café en el fregadero, y sale de la cocina. Camila sigue aun con dudas en cuanto a su respuesta.
El día era estupendo, el sol radiante en la cumbre del cielo. Pero de camino a la escuela de un momento a otro empieza a llover a cantaros. No me gusta el mal tiempo, es un alivio estar dentro del auto donde ni una sola gota salpica mi alma.
