Un chico se sienta en un parque mientras se cuestiona si su vida sirve para algo más que gastar aire, solo para ser "raptado" por el árbol en el que se recargaba.
Su destino se ha entrelazado con un mundo completamente diferente al suyo, y gracias...
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Suspiro al ver el libro en mis manos.
El título "Lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos en una cita." Algo pretencioso aunque sea yo mismo el que lo diga.
Recientemente, después de muchos días de arduo trabajo logre terminar mi libro, el cual es más un compendio de varias citas de obras, leyendas, relatos y un largo y tendido etcétera acompañados de mis divagaciones y reflexiones.
No tengo idea de porque empecé siquiera escribirlo, pero cuando menos me di cuenta ya iba por la pagina setecientos.
Use los últimos años en terminarlo y ahora que acabo de recoger de la editorial el primer tiraje de quinientos ejemplares, me siento... vacío, no, más bien desorientado.
¡¿Qué se supone que haga ahora con mi vida?!
Me recargo contra un árbol del parque, creo que es un álamo, sus hojas parecen brillar ligeramente por el roció y la luz de las farolas.
Hace mucho que callo la noche, pero no me siento con ánimos de encerrarme en mi casa. Tengo miedo de ser asaltado por mi conciencia, a decir verdad.
Abro un libro y miro mi foto en la última página...
No pude controlar mi cabello rebelde ni siquiera para la foto del libro. Un chico, quiero creer que de apariencia promedio, con cabello negro completamente despeinado, un par de lentes y una piel algo quemada por el sol... y eso que apenas salgo.
Dejo de lamentarme por mi mala fotografía, no puedo hacer nada porque la cámara me odie...
¡Es verdad, todo es culpa del odio despiadado de esa cruel especie llamada cámaras!
Nuevamente suelto un suspiro, realmente solo divago para no pensar en el mañana.
Mientras intentaba ignorar mis circunstancias, algo extraño comenzó a suceder, el árbol en el que estaba comenzó a crecer... ¡Sobre mí!
La corteza lentamente me atrapaba, creciendo sobre mí, podía sentir la sabia corriendo sobre mis brazos ahora completamente incrustados en la corteza del álamo.
Intente escapar pero fue completamente en vano, el árbol me tenía bien sujeto... ¡cómo es que siquiera eso es posible!
No pasó mucho tiempo cuando la luz se extinguió y fui completamente engullido por el árbol.
Quería respirar pero estaba enclaustrado entre la madera, fue en el instante en el que pensé que moriría que de repente sentí una bocanada de aire.
"Hola chico, ¿puedes respirar bien?"
Una voz algo infantil venia delante de mí.
Abrí los ojos esperando ver el interior del árbol pero en vez de eso fui recibido por un espacio oscuro, donde innumerables columnas de humo de colores asedian y se perdían en el infinito, mientras estas emitían un leve brillo y en medio de ese extraño escenario, estaba un niño pequeño, no debería de tener más de 5 años.
