Capítulo 9.- Buenas (y malas) decisiones.

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"Entonces... ¿quieres acompañarme al orfanato?"

Aunque este nuevo cuerpo parece tener energía infinita yo ya estaba mentalmente agotado y ciertamente lo único que quiero es meterme entre las cobijas nuevamente.

"No, creo que mejor me regreso ya."

Ante mi negativa, Art, solo sonrió, pero era evidente que estaba abatida por mi respuesta.

"Muy bien, toma la comida de la cena, yo iré después."

Tome un par de bolsas de tela donde traíamos las cosas de la residencia y le deje el resto a Art.

Pero apenas había dado unos pasos un fuerte golpe se escuchó en mi espalda, al voltearme pude ver a una linda chica pelirroja enterrada en cabezas de vaca.

¡Odio ser buena gente!

Era obvio que ella no podía cargar sola con tanta comida. Por lo que me regrese y tome la mitad de la cosas.

"Bien, te ayudare a llevar estas cosas."

Sus ojos brillaron como si el sol se hubiera encapsulado en sus pupilas.

"¡Traeré a una linda chica a casa!"

Sus mejillas enrojecidas, su respiración cortada y esa extraña frase, me indicaban que saliera corriendo, pero tontamente seguí adelante.

A medida que caminábamos la calidad de los edificios bajaba, eventualmente la cantera desapareció siendo remplazada por ladrillos rojizos, lo malo era que estos no eran parejos, algunos eran más grandes o anchos, la piedra de la calle desapareció para dar paso a calles de terracería.

Las gárgolas aún seguían aquí pero se veían viejas y descuidadas, había algunas casas que tenían parches de madera mal colocadas en donde las paredes habían caído.

Al adentrarnos más en aquellas viejas calles un fuerte hedor me atormento de golpe.

"¡Que es esto!"

"¡Oh! Perdona debí advertirte, las aguas negras de la ciudad desembocan por aquí."

"¿Por qué venimos hasta acá?"

Mi voz era más chillona de lo normal ya que estaba apretándome la nariz con los dedeos en un intento desesperado de evitar aquel infernal olor.

Ciertamente a dónde íbamos estaba muy lejos de la residencia, sin mencionar que por donde mire estos son los barrios bajos de la ciudad, estoy seguro que debe haber un orfanato más accesible.

"Porque esta es mi casa."

Contesto alegremente la chica, no entendía cómo podía seguir tarareando entre este horrible olor.

Eventualmente llegamos a un gran edificio, el lugar parecía levemente mejor que sus aledaños pero no era algo evidente, alrededor una cerca negra impedía que cualquiera entrara o saliera.

En la entrada se podía leer "Orfanato de la ciudad del Lago #3".

Art toco una campana de bronce que estaba colgada en la reja, la cual ya estaba cubierta de ese tono verdusco que acompañaba al cobre después de unos años.

"Art, llegaste justo a tiempo."

Una mujer de unos 25 años, de un hermoso cabello naranja ondulado, con un cuerpo bien desarrollado vino a recibirnos.

"Kleo, ¡Buenas tardes!"

Saludo una emocionada Art, quien salto sobre la mujer solo para ser esquivada y terminar revolcándose en la tierra.

Avalon Aunque sea una niñita cambiare este mundo con el poder entre las comillasWhere stories live. Discover now