La tentación

10.3K 434 412
                                    

Estuve muy intranquilo cuando llegué a clases. En mi mente aún estaba fresco el recuerdo de su tacto sobre mi piel, pero también estaba ese sentimiento frívolo que existió al final. Estaba confundido y no sabía qué pensar. No puedo decir que me disgustó lo que hicimos, pero era innegable que la situación había sido muy extraña.

Entré al salón con un cosquilleo anormal en mi vientre. Martina estaba más apagada de lo habitual, y no pude evitar pensar que había sucedido algo con su hermano. Últimamente le estaba dando muchos problemas. Fernando me saludó con un movimiento de cabeza, y le respondí con una señal de paz con los dedos. Me dejé caer sobre la silla junto a mi amiga.

-Llegas tarde –señaló-. Deberías dejar que Alexander te pase a buscar.

-No, gracias –respondí. Escuchar su nombre me provocó un escalofrío-. No quiero molestar. Ya es suficiente con que me vaya a dejar.

-No es molestia. Además fue él quien en un principio se ofreció. Y eso es inusual –me estremecí. Por un momento me quedé mudo-. ¿Y por qué llegas tarde?

-No sé. Creo que ando un poco pensativo, y eso me hace andar algo lento –le contesté cuando la profesora entraba.

Rápidamente la clase entró en sopor, atentos a las explicaciones sobre los orbitales de los átomos. La hora se me pasó volando. Justo cuando no quería que fuera así. Tenía miedo de volver a encontrarme con Alexander, pues no estaba seguro de qué forma iba a reaccionar mi cuerpo.

Al salir al patio, los tres nos dirigimos a nuestro lugar retirado de la multitud. Pese a que Martina la notaba un poco extraña, me sentí mucho más seguro allí, donde estaba lejos de Alexander. Pero no contaba con la presencia de Matías, quién al vernos se acercó con esa sonrisa metálica desesperante. ¿No podíamos tener un momento de paz?

-Si vienes para acá, es mejor que te devuelvas –dijo Fernando. Hace algunas semanas estaba comenzando a sacar la voz y dejar atrás la estampa de niño nuevo.

-¿Me lo vas a impedir tú? –preguntó Matías amenazante. Ahora se hacía el rudo sólo porque no estaba Alex cerca. Desde ese encuentro que tuvieron a principio de curso, Matías evitaba todo lugar en donde pudiese encontrarse a Alexander.

-No tendría problema para hacerlo –Fernando se levantó con actitud amenazante. Se veía mucho más hombre de cómo llegó al inicio de semestre. Martina se preocupó.

-Basta, Fernando. No gastes tu tiempo con él –dijo. Los miré a ambos, hacían una linda pareja. Estaba esperando el momento en que se decidieran a estar juntos, pero aún no hacían ningún movimiento, supongo que por miedo a volver incómoda la amistad.

-Hazle caso a mi bebita y aléjate –se burló Matías. Martina hizo una mueca de asco.

-Matías, en serio, lárgate –le dije.

-No sé qué es lo que te hace pensar que lo que tú digas me importa –me dijo, mirándome con desprecio.

-Me hace pensar que lo harás, porque creo que valoras tu vida –le respondí.

-¿Me estás amenazando? –preguntó.

-No lo digo por mí. Ya sabes que soy alérgico a los perdedores insoportables como tú, y no puedo tocarte. Me salen ronchas –dije con cargado sarcasmo.

-Pues Alexander no está aquí para defenderte otra vez –se estaba enfadando.

-Pero estoy yo –dijo Fernando poniéndose a mi lado.

-Tranquilo, Fer. Matías no hará nada, ¿verdad? –dije provocándolo, e intentando dejar fuera a Fernando.

-No te conviene meterte conmigo, Diego –dijo.

El hermano de mi BFFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora