Culpa

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Desperté por la notificación de un mensaje antes de que la alarma hubiese sonado. No había dormido bien, y el mensaje fue enviado por la misma persona que había impedido que conciliara el sueño.

"Diego... ¿estás?"

No estaba seguro de responder. Pero pensé que no valía la pena resistirme, ya que sabía que tarde o temprano lo haría. Y no iba a cometer el mismo error de ignorarlo. Sólo hablaría con él... No hay nada de malo en eso ¿verdad? No le estaba siendo infiel a Alexander. Quizás sólo le estaba omitiendo que hablaba con Fernando, pero era mucho menos grave. Por lo demás, aún no estaba seguro de por qué no le había contado a Alexander que me había comunicado con Fernando.

Mi madre siempre decía que cuando uno siente la necesidad de ocultarle algo a alguien es porque en el fondo sabe que no está haciendo lo correcto. Eso quería decir que en el fondo aún tenía la duda de si lo que hacía estaba bien o mal. Una parte de mí quería pensar que se lo tomaría a bien, pero mi parte más realista sabía que no sería así. Sus celos lo invadirían y todo se volvería complicado.

"Estoy". Le respondí.

El mensaje fue visto y rápidamente entró una videollamada. Intenté arreglarme lo mejor que pude para que no me viera con rostro de trasnochado. Contesté e inmediatamente me recibió con una radiante sonrisa. Quedé sorprendido ante el cambio en su rostro desde la última llamada. Se veía más repuesto y descansado, y la sonrisa que se dibujaba en su boca se transmitía a su mirada. Me veía con la misma expectación con la que un niño ve una juguetería.

-Buenos días –dijo de forma risueña. Su cabello se veía revoloteado y su voz sonaba más grave de lo habitual debido a que, seguramente, venía recién despertando.

-Buenos días, Fernando –le respondí con una sonrisa.

-¿Qué tal dormiste? –preguntó con entusiasmo.

-Bien –mentí. No quería arruinar su estado de ánimo-. ¿Y tú?

-Excelente –contestó-. Apenas desperté corrí donde mi madre para pedirle el celular. No te molesta ¿verdad?

-No, para nada-.

-Genial... Necesitaba verte y hablar contigo –dijo mientras se acomodaba, acostándose boca abajo-. Por un momento pensé que lo de anoche había sido un sueño. Tenía que comprobarlo.

-Bueno, pues no lo fue. Aquí estoy –le sonreí. Se quedó embobado mirando mi sonrisa-. ¿Y tu padre?

-Trabajando –me dijo-. No estará en todo el día. Últimamente ha estado muy ocupado debido a que lo invitaron a participar en una conferencia en Dinamarca a finales de Febrero. Por supuesto que eso me beneficia, ya que no me ha puesto atención y no he tenido que hablar con él.

-¿La relación no ha mejorado? –pregunté, adivinando la respuesta-. ¿En ningún momento dará su brazo a torcer?

-No, y no lo hará –respondió amargamente-. Y mamá también se ha dado cuenta. Creo que, debido a sus sentimientos hacia él, mamá pensó que recapacitaría. Lo cual no ha sucedido, y solo empeora.

-Que triste –lamenté.

-Sí, pero no quiero hablar de él –dijo de pronto-. Quiero hablar de ti. ¿Qué has hecho todo este tiempo? ¿Cómo está Martina? ¿Qué tal está... Alexander?

-Pues yo no he hecho mucho... Sigo yendo la Gym, y los días los paso junto con Martina, Alexander y Gonzalo. Martina y Gonzalo están juntos –dije esto último con énfasis. Fernando abrió los ojos con sorpresa-. Sí... Ya llevan cerca de 2 meses. Al parecer tenían contacto desde mucho antes, pero en secreto.

El hermano de mi BFFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora