Capitulo 8

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Omnisciente.

-Todo estará bien pequeña.- prometía juntando las palmas de sus manos frente a su rostro con una sonrisa en su rostro.

-Aun así no quiero dejarte sola.- hace un leve puchero que solo derretía el corazón de la futura medica, se habían unido tanto esos días que no había pasado un momento separadas además de dormir, pero ahora era necesario si la pequeña debía ir a su control mensual.

Lauren lo comprendía y sabía que era lo mejor, más si no quería que nada malo le sucediera, razón por la que estaba arrodillada frente a ella quedando a su altura con su mejor sonrisa prometiendo que cuando volviera todo iba a estar bien, que la esperaría y que iban a hacer todo lo que Sofia quisiera durante el día, eran mejores amigas y Lauren era feliz cuando estaba a su lado, por primera vez en su vida sonreía como si nada, se sentía en un hogar sin temor, eso era lo que Sofia Cabello le transmitían un lugar seguro.

-Estaré aquí con Camila.- intenta animarla. -Esperando a que vuelvas.- acaricia su mejilla. -Se buena chica y pórtate bien con el doctor, si te da más medicina recuerda que te hará más fuerte.- le dice sincera.

-No quiero más medicina.- se queja.

-Eso lo dirá el doctor, solo debes ir y contarle todo lo que sucede dentro de tu organismo.- abre sus brazos. -¿Me das un abrazo para no extrañarte tanto?.- dice haciendo un leve puchero, Sofia tampoco se resistía a Lauren así que sin más la abrazo fuertemente dejando un beso en su mejilla.

-No veas películas sin mi Ojitos.- le advierte autoritaria.

-Me parece correcto.- deja un beso en su frente. -Ahora ve con tus papás.- Sofía asintió para ver cómo Lauren se ponía de pie quedando más de veinte centímetros más arriba, es que Lauren era alta su metro setenta y cinco era reflejo de eso, pero aún así su corazón era gigante y eso era lo que Sofia más valoraba en la mujer.

-Te quiero mucho Laur...- dice saliendo de la casa lanzándole un beso. -A ti también te quiero mucho Kaki.- le tira un beso a su hermana que hacía un gesto de celos hacia Lauren provocando la risa de la más pequeña.

Lauren prefería no reír, aún tenía miedo de Camila y más aún que apareciera su novio acabando con la burbuja de alegría que se había sumergido esos días. Siendo veintinueve de Diciembre Lauren había experimentado una semana llena de paz y tranquilidad, donde había sido alimentada de manera correcta, disfrutando del chocolate caliente y por supuesto de duchas con agua tibia que era la mejor parte del día, ademas de que sus heridas estaban casi sanadas por las constantes curaciones que Alejandro le brindaba, hombre que se había vuelto pilar fundamental con quien conversaba libremente sobre todo y en especial sobre medicina, era como una especie de amigo no podía verlo como algo más porque estaba acostumbrada a que las personas la decepcionaran, pero aún así le tenía un respeto único a él y su esposa. Tal vez con la persona que menos hablaba o evitaba hablar era con Camila, no podía hacerlo sin temer que algo malo pasara y por sobretodo porque sabía que era novia de Matthew, sumando que la había insultado, y tratado como la mirada en el pasado, no podía estar cerca de ella sin sentir nervios de temor, aún así una parte no podía negar que la mujer era hermosa pero solo físicamente, porque por dentro aún no la convencía, no podía confiar en ella.

-Nos hemos quedado solas.- anuncia la morena sonriendo, Lauren asintió mirando el suelo. -¿Quieres ayudarme a hacer galletas?.- le propone amable.

-No se hacer galletas.- declara con nerviosismo, temía que al rechazar ella reaccionara mal, era tan insegura en todos los sentidos.

-Te puedo enseñar, es que no me gusta cocinar sola.- le confiesa riendo levemente, pero en Lauren nunca había una sonrisa para ella, tan solo ojos de temor, Camila lo había notado y le dolía saber que la mujer fuera receptiva con todos los miembros de su familia menos con ella.

Resistir. Where stories live. Discover now