Cap. 9

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A: quiero ser yo el que te ayude a prepararlo todo.
R: oh, no hace falta, va a venir Nerea.

Nerea, que esta unos metros delante de nosotros se gira.

Ne: no, da igual, que vaya Agoney.
R: vale...pues a las 19:30 te vienes a mi casa...y preparamos las cosas.
A: vale.

Un rato después volvemos  a andar los tres juntos. Me han enseñado muchos sitios de la ciudad y todos son preciosos.

R: son las 18:50 -me mira- tendriamos que volver ya si quieres ayudarme con la fiesta.
A: si, mejor, vamos a volvernos.

Empezamos a andar. Voy hablando con Raoul, y Nerea nos mira todo el rato sin hablar, está muy rara.

A: Nerea, ¿Te pasa algo?

Nerea sacude la cabeza rápidamente y me mira.

Ne: no, no es nada...
R: ¿Estás bien?
Ne: si, si...

Nerea se cae al suelo de repente.

R: ¿¡Nerea!? -comienza a darle palmadas en la cara- ¡Nerea despierta por dios!
A: vamos, agarrale ese brazo, yo le agarro de este y la llevamos a tu casa.

La cogemos entre los dos y vamos lo más deprisa que podemos hacia casa de Raoul.

Llevamos unos minutos corriendo cuando al fin llegamos.

R: ¿Y ahora que hacemos? Vivo en el tercero y no hay ascensor...
A: dejamelo a mi...

Cojo a Nerea como una princesa y comienzo a subir las escaleras.

R: ¿Seguro que puedes? ¿Te ayudo?
A: Raoul, tranquilo que yo puedo llevarla solo.
R: es que no quiero que te caigas y...os pase algo.

Sonrio ampliamente. Acaba de preocuparse por mi. Y yo que pensaba que nos íbamos a llevar fatal... Al llegar a la casa la dejo en la cama de Raoul. Empieza a abrir los ojos.

A: ¡Nerea! ¡Estás viva!
Ne: ¿Por que estamos aquí?
R: Nerea me cago en todo, que susto por favor.
A: te caíste en mitad de la calle y te traje hasta aquí.

Raoul me pega un golpe flojo en el hombro.

R: te trajimos...
Ne: rubio, no creo que puedas conmigo.
R: ¿Que no? Yo puedo hasta con Agoney.
A: ¿Que dices?
R: que sí, que sí.
A: venga, intentalo.
R: subete a mis hombros.

Vamos al salón y me pongo de pié en una silla.

R: pon una pierna aquí, y ahora la otra.

Hago lo que el dice y comienza a correr por toda la casa conmigo en sus hombros.

Llega a la puerta de au habitación, y descansa un poco regargando su peso en la puerta.

Ne: os olvidáis de algo...
R: ¿De qué?
Ne: ¡De mi!
A: perdón...

Nerea se levanta de la cama.

Ne: bueno ya me encuentro bien, me voy.
A: ¡Adiós!
Ne: adiós parejita...

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