𝑷𝒆𝒕𝒊𝒕𝒆 // Mᴀʀᴄᴏs Lʟᴏʀᴇɴᴛᴇ

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•𝐌𝐚𝐝𝐫𝐢𝐝, 𝐄𝐬𝐩𝐚ñ𝐚. 𝟏𝟏 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨, 𝟐𝟎𝟐𝟑•

—O dejas de proponer ideas de merde o te echo de la habitación. Primer y último aviso.

—¿De mi habitación, dices?

—Si quieres me voy a mi apartamento —amenazó la francesa, con falsa seriedad. Al otro lado de la pantalla del ordenador, sus amigas rieron ante la disputa.

—No quiero que te vayas a tu apartamento, petite. Lo que quiero es que te mudes conmigo.

Aquella no era precisamente la manera que había planeado Marcos de soltar tal proposición, pero lo había hecho por inercia, guiado por la oportunidad del momento, sin meditar los pros y los contras ni pararse a pensar en lo precipitado que podría llegar a ser.

—Qué dices, ¿quieres vivir conmigo? —volvió a preguntar, ante el shock de su pareja.

Charlotte permaneció estática, sin saber qué decir, aunque supiese a la perfección que respuesta deseaba darle; pues lo último que esperaba aquel día era que Llorente pronunciara aquellas tres palabras.

—¿Vas a decirle ya que sí o vas a permanecer estática como una estatua?

Al otro lado de la línea, Andrea se pronunció. Tampoco su mejor amiga ni las otras tres chicas que se encontraban en la videollamada esperaban escuchar aquella proposición, pero habían tardado menos en reaccionar que la propia francesa.

—Sí —formuló en un susurro inaudible, aunque al darse cuenta de que ni ella misma había sido capaz de escucharse, volvió a hablar—. Claro que quiero vivir contigo, Marcos.

La sonrisa del madrileño fue instantánea e inevitable; un gesto que hizo sonreír también a su chica. Y, sin importar que cuatro pares de ojos la estuvieran observando a distancia, gateo hasta el extremo de la cama para poder besar a Marcos; acción que sus amigas celebraron, al igual que las parejas de estas.

—¿Tienes algo más que añadir, marqués, o podemos regresar al tema que estábamos tratando? —inquirió Sandra.

—¿Puedo quedarme y hacer sugerencias? —con inocencia, centró su mirada en la prometida de su mejor amigo.

—Depende. Cómo sean igual de malas que las que han propuesto Álvaro y Koke, no —advirtió Beatriz, obteniendo una queja inmediata de su marido y de Morata.

—¿Por qué no habláis de esto en persona en vez de a través de la pantalla de un ordenador? —quiso saber Marcos, tras acomodarse en el colchón, justo al lado de su chica.

—Llueve, hace frío y Mikky está en Barcelona —declaró Andrea.

—Además, no teníamos un plan mejor para este sábado sin ser una tarde de películas —agregó Sandra.

—Así que, retomando el tema principal, ¿tienes ya algo en mente, Garal?

—¿Algo? —Marco, entrando en escena, soltó una carcajada—. Tiene ya una libreta llena de cosas que quiere o necesita.

—Y eso que solo han pasado dos semanas desde la proposición.

—Tiempo más que suficiente para tener cientos de ideas y nada claro —suspiró la muchacha—. Por eso quiero que me ayudéis a organizar mi boda.

—¿No sería mejor que recurrieras a un profesional? —sugirió el centrocampista del Atlético.

—Y recurriré a un profesional; pero también a vosotros —pronunció, enterneciendo a sus receptores.

—Si quieres ahorrarte el profesional, puedes acudir a Rodrigo —mencionó Koke—. El te organizaría la boda en cero coma.

—Tiene más peligro... —farfullo Charlotte, conociendo de sobra a su mejor amigo.

—Dejando de lado eso, ¿hay algo que tengas claro al cien por cien? —interrogó Mikky.

—Lo único que tenemos claro al cien por cien es que queremos que se celebre en Mallorca, y que sea cuanto antes —explicó Asensio.

—Y ese cuanto antes es este verano. Quiero que mis abuelos estén presentes en el día más importante de mi vida; y no quiero atrasarlo —declaró Sandra.

—¿Puedo sugerir una boda medieval?

—Marcos, ¿qué hemos dicho de aportar ideas de mierda? —le recriminó su chica.

—Es que tú imagínate a Marco vestido de caballero medieval. ¡Sería la ostia!

Aunque trató de contenerse, Charlotte no pudo evitar soltar una carcajada al imaginarse tal estampa.

—Nada de bodas medievales —negó la futura novia.

—¿Y con otro tipo de temática? —volvió a pronunciarse—. Disney, Harry Potter, Marvel... Imagínate a Marco llegando al altar vestido de Capitán América. ¡Tremendo!

En aquella ocasión no solo Charlie rio. Por absurdas que resultaran las sugerencias de Llorente, resultaban cómicas.

—Realmente, una boda temática estaría genial —aceptó Andrea, a quien las ideas de Marcos no le parecían tan descabelladas; aunque había que procesarlas de manera diferente.

—¿Y tú qué sugieres? —quiso saber Sandra, enarcando una ceja a modo de interrogación.

—Años 80. Y vamos todos vestidos como en Grease.

—Años 20 y nos vestimos de Charleston —propuso Mikky.

—O a lo Peaky Blinders —habló la francesa—. Imagínate a todos los chicos vestidos así. Una verdadera fantasía.

En silencio, Sandra permaneció escuchando cómo sus amigos sugerían épocas y por qué eran una buena idea para ser la temática de la boda. Y aunque no se parecían en nada a lo que estaba buscando, deseaba seguir escuchando todas las sugerencias que pudieran proporcionarle.

—¿Y una boda a lo Mamma Mia? —pronunció Frenkie, uniéndose a la disputa.

—¿Y que aparezcan otros dos padres a parte del que ya tengo? —se carcajeó—. No, gracias. Esa temática se la dejo a Andrea y Álvaro.

—No se lo repitas dos veces —declaró el recién nombrado. Una boda al más puro estilo Mamma Mia! era con lo que siempre había soñado su chica, y él estaba dispuesto a ofrecérselo llegado el momento.

—¿Alguna sugerencia más que no implique una boda temática?

—¡Pero si las bodas temáticas son lo más! Es más, yo quiero que mi boda sea como la de Sherk y Fiona.

—¿Quieres que vaya disfrazado de Shrek al altar? —atónito, pero con diversión, Marcos encaró a su chica.

—Acepto si tu quieres —contesto, regalándole una sonrisa cómplice.

—Doy mi absoluto sí a esa boda —se pronunció Koke—. Y que Rodrigo sea Doris, por favor.

Las risas inundaron el ambiente. Risas cálidas que llenaban el alma. Tal vez la conversación se había desviado de su cauce, pero Sandra y Marco jamás cambiarían ninguna de aquellas sugerencias por las que pudiera proporcionarle un profesional. Al fin y al cabo, aquella era la verdadera esencia de aquel grupo que, sin planearlo, se había convertido en familia.

—¡Una boda temática de Star Wars! 

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