XXVI

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Miraba algo distraída el pequeño mapa sobre la mesa.

—Entonces... si vamos por esta calle y luego cruzamos el pequeño parque...—

—Deja de morder la lapicera, la estás destrozando a la pobrecita.—Rasmus entró a la sala con un cepillo de dientes en la boca—. Es inútil planear tanto la ruta, si al final terminamos yendo por donde se nos da la gana.—

—Planear la ruta no es inútil, lavarse los dientes sí lo es. Estamos en una misión peligrosa ¿a quién le importa tu mal aliento?—

—¿a ti no?—rodé los ojos—. Pensé que preferías un aliento fresco cuando te beso.—

—Que idiota eres.—Rasmus rió.

—Fuera de broma, es importante la limpieza bucal... o al menos eso dice Simone.—

—No digo que no sea importante, pero ahora estamos en medio de algo serio. Deberías dejar eso para después y ayudarme con esto.—

—Ya voy, ya voy...—el chico desapareció en el pasillo y volvió a aparecer minutos después.

—Deberíamos salir ahora que no llueve con tanta intensidad.—volteé a mirar al chico quien sonreía tiernamente—. ¿Qué pasa?—

—Eres muy bonita.—sentí mis mejillas arder.

—Qué cosas dices...—

—¿vamos?—soltó Rasmus mientras tomaba su mochila.

—Pero no terminamos la ruta.—

—A la mierda la ruta, caminemos en círculos hasta que encontremos el camino.—sonreí.

—Esta bien, vamos. Pero si nos perdemos será culpa tuya.—

—Mejor para mi, estaremos más tiempo juntos.—tomé mi mochila.

—¿desde cuándo eres tan "amoroso"?—el chico me miró pensativo.

—Desde que me di cuenta de que podía perderte.—

Sin saber qué responderle, simplemente salí de la casa y comencé a caminar.

•○•

Una suave llovizna nos mojaba apenas, y a decir verdad, era bastante agradable.

—Entonces... ¿por dónde vamos?—miré divertida a Rasmus.

—¿no dijiste que simplemente caminemos en círculos?—

—Bueno... tampoco para estar todo el día empapados.—

—Que exagerado, apenas es una llovizna.—me detuve un momento—. Y una muy agradable.—cerré los ojos, disfrutando de la linda sensación en mi rostro.

—¿lo recuerdas?—volteé suavemente hacia Rasmus, quien miraba al suelo sonriente—. ¿cuando salimos juntos por primera vez?—sonreí.

—¿cómo olvidarlo? Te hice una promesa.—

—No sólo me hiciste una promesa... también me enamoraste.—reí por lo bajo—. ¿por qué no puedes tomar en serio lo que te digo?—

—Gran parte del tiempo eres un quejumbroso con cara larga, es raro oírte decir cosas lindas y mucho más creerlas.—

—Podré ser un amargado gran parte del tiempo, sí. Pero cuando estoy contigo me siento... diferente ¿tú no?—

—Sí, pero no escupo cursilerías.—Rasmus rió.

—¿quién es la amargada entonces?—le mostré el dedo del medio—. ¿puedo pedirte un abrazo? ¿o la promesa ya no es válida?—

Sin dudarlo demasiado, me aferré al chico, rodeando su cuello entre mis brazos. Rasmus pasó sus brazos por mi cintura, pegándose a mi.
A pesar de que no era la primer vez que nos abrazábamos, esta vez lo sentí distinto. Rasmus estaba distinto.
Nunca le prestaba mucha atención a sus tonterías, pero últimamente parecía estar hablando muy en serio sobre sus sentimientos... con su típico tono de broma, claro.

~° Under The Rain (Rasmus y tu) The RainWhere stories live. Discover now