Vamos a Jugar...

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Mientras las hermanas cenaban, en su habitación comenzaron a caerse los cuadros y a volar algunos objetos que estaban sobre los muebles, tal y como si una corriente de aire hubiera entrado por la ventana, más estás estaban cerradas. Finalmente, una cajita de música se abrió sola, comenzó a sonar y explotó como si le hubieran puesto adentro un cohete.
Cuando Fernanda termino de cenar y regreso a su habitación, se sorprendió al ver que está era un desorden: sus muñecas, cuadros y otros objetos estaban tirados, los pósters que tenía de su cantante favorito habían sido arrancado de la pared, cual si alguien los hubiera roto. A los pocos segundos ingreso su hermana al cuarto.
—¡¿Que hiciste?! ¡¿Por qué has hecho este desastre?!— preguntó Rocío  sorprendida.
—¡No fui yo!— contestó Fernanda espantada.
—¡Si no fuiste tú!, ¿Quien?— pregunto integrada Rocío.
—No lo sé, pero te juro que no fui yo. Quizá fue... ¡Alicia!— dijo Fernanda.
—¡No empieces con eso!— dijo Rocío molesta—. ¡Le diré a mi mamá que me quieres espantar!
—¡No! ¡Créeme que no fui yo!— contesto Fernanda—. Esto sucedió mientras estábamos cenando. ¿Quien más pudo ser?
—¡Mira!— dijo Rocío señalando la cajita de música que fue destruida.
—¡Oh, por dios!— exclamó aterrada Fernanda.
—¡Eres una tonta! ¡Te dije que con esas cosas no se juega!— le reprendió Rocío.
—Está bien, lo acepto, fue un error que cometí— dijo Fernanda.
Fernanda abrió la ventana, tomo la ouija que seguía en la cama de Rocío y la arrojó a la calle.
—¡Nunca más volveré a jugar con estas cosas!— dijo Fernanda.
—Bueno, vamos a poner orden nuestra habitación.— Dijo Rocío.
Las hermanas levantaron del suelo lo que aún servía, lo que no, como la caja de música y los pósters rotos, se fueron a la basura. Rocío y Fernanda tenían mucho miedo pero trataban de disimularlo. Fernanda puso música, lo que ayudó a calmar un poco sus nervios. Al terminar de recoger, se bañaron y se fueron a dormir.
       Durante la madrugada comenzaron a escucharse algunos extraños ruidos en la sala de la casa, que estaba contigua al cuarto de las niñas; se oía que arrastraban una silla, también alguien que lloraba. Fernanda lo escucho pero no se atrevió a investigar, tomo las cobijas y se envolvió en ellas cubriéndose la cara. A pesar del calor sofocante que sentía, no se las quitaba, se aferraba a ellas como un escucho. Los ruidos fueron cesando poco a poco.
   A la mañana siguiente, Fernanda le contó a Rocío lo que había pasado durante la madrugada; ella no podía creerlo. Rocío pudo ver el miedo que su hermana sentía y se lo contagio como si se tratara de un virus.
—Me queda claro que tú, por jugar a la ouija, hiciste que la niña regresará del "más allá"— dijo Rocío.
—¡Pues habrá que encontrar la manera de regresarla a su descanso eterno!— contestó Fernanda.
—¡Ese es el problema!— dijo Rocío—. ¡Que no está descansando en paz! Alicia dijo que murió ahorcada, no creo que descanses en paz si moriste de esa forma.
—¡Calla! ¡Eso me da horror! ¿Ahora qué hacemos?— pregunto Fernanda.
—Lo mejor será decirle a mis papás— sugirió Rocío.
—¡No! ¡Me castigarán de por vida!— suplico Fernanda—. Creo que lo mejor  será ignorarla.
—Lo dices fácil, pero creo tienes razón— Dijo Rocío—. Si escuchas de nuevo esos ruidos, por nada del mundo salgas a ver.
—¡Para nada!— dijo Fernanda—. Ayer me paralicé del miedo y solo me envolví en mis cobijas.
  El día transcurrió con aparente normalidad, pues Fernanda sentía que adentro de la casa había alguien más con ellas, sentía su presencia, incluso creyó ver pasar una sombra. Cuando cayó la noche, Rocío y Fernanda se veían muy nerviosas; tanto, que su madre les preguntó si estaban bien; ellas contestaron que si para no levantar sospechas.
   Rocío y Fernanda se acostaron temprano, a las diez y cuarto de la noche. A los pocos minutos se quedaron profundamente dormidas. Alrededor de las tres de la madrugada, un ruido despertó a Fernanda. Se escuchaba que alguien tiraba cosas adentro de la habitación. Fernanda, a pesar de darse cuenta de esto, intento dormir nuevamente pero esos ruidos continuaron; fue entonces cuando recordó lo que había vivido la noche anterior.
  Fernanda se armó de valor y volteó hacia donde estaba la cómoda; a un lado se encontraba una niña vestida de camisón blanco que movía y tiraba las cosas que estaba sobre el mueble. Fernanda la miró a la perfección; era delgada, alta, Ruba, con el cabello rizado y se veía muy demacrada.
—¡¿Quien eres!?— pregunto Fernanda asustada.
—Tu sabes quién soy.— respondió la intrusa.
—¡Alicia!— dijo Fernanda.
—¿En donde están tus muñecas?— pregunto Alicia.
Fernanda volteo hacia la cama de Rocío para despertarla pero fue inútil, de la impresión ya no pudo pronunciar ni una palabra, estaba aterrada. Al voltear de nuevo hacia donde estaba Alicia, la niña fantasma comenzó a caminar lentamente hacia su cama. Fernanda lo único que hizo fue taparse con la cinta hasta la cabeza.
Segundos después, Fernanda sintió como la niña se sentó sobre su cama; no pasaron ni diez segundos cuando una mano huesuda tocó una de sus piernas por encima de la cobija. "Vine a jugar contigo", dijo Alicia con una voz ronca. Fernanda no lo resistió más y comenzó a gritar presa del pánico. 
A los pocos segundos la luz de su habitación fue encendida por Rocío.
  —¡¿Que tienes!? ¿Que te pasa?— pregunto Rocío.
  —¡La niña fantasma! ¡Esta sobre mi cama!— dijo Fernanda llorando del miedo.
—¡No hay nada Fernanda! ¡Quizá fue una pesadilla!— dijo Rocío.
—¡No fue una pesadilla! ¡Ella estuvo aquí! ¡Estaba aquí en la habitación buscando muñecas! ¡Mira cómo están tiradas las cosas otra vez!— dijo Fernanda.
  Rocío miro que en el suelo habían muchas cosas tiradas.
—¡Tienes razón! — dijo Rocío.
—¡Ella estuvo aquí! ¡Tengo miedo!— grito Fernanda.
Los gritos de Fernanda hicieron que sus padres se despertarán y entrarán alarmados a la habitación.
—¡¿Que está pasando aqui?!— pregunto María molesta.
Rocío trato de suavizar las cosas mintiendo.
—Nada madre, solo que mi hermana tuvo una pesadilla.
—¡No es verdad! ¡No fue una pesadilla! ¡Ella estuvo aquí!— dijo Fernanda.
—¿Quien?— pregunto Ricardo, el padre de las niñas—. ¡Pero miren este desorden! ¡¿Porque tiraron todo esto?!
—Nosotras no fuimos papá— respondió Rocío.
—¡Fue la niña fantasma!— dijo Fernanda.
—¿Que es eso de la niña fantasma? — Preguntó el padre escéptico.
—Creo que tenemos que contarles la verdad— dijo Fernanda—. No importa que me castiguen.
—¿Que verdad? ¿A qué te refieres Fernanda?— pregunto María.
—Hoy traje una tabla ouija y jugamos con ella — dijo Fernanda llorando.
—¡Pero ese juego dicen que es del diablo!— dijo María.
—Y lo es mamá porque... Mi hermana contacto con una niña muerta llamada Alicia— dijo Rocío.
—¿Alicia? ¿Que tonterías estás diciendo Rocío?— pregunto Ricardo—. ¡Esas son patrañas! ¡Además, los fantasmas no existen!
   Justo en el momento en que Ricardo dijo esto, se escucharon unas risitas. Todos las oyeron y se quedaron callados.
—¿Escuchaste eso, Ricardo?— pregunto con miedo María.
—Si, pero quizá vino de afuera— contestó éste.
—¡No Ricardo!— dijo María—. ¡Eso vino de la sala!
   Fue entonces cuando el padre de Rocío y Fernanda tomaron en serio lo que decía su hija sobre la niña fantasma; además, descubrió justo al lado de la cómoda una huella hecha de ceniza plasmada en el piso.
—¡Esa huella! ¿Quien la hizo?— pregunto Ricardo a sus hijas.
—¡Es de la niña fantasma!— dijo Rocío.
—¡Quiero ver sus pies!— pidió Ricardo.
   Las niñas obedecieron y le mostraron las plantas de los pies a su padre. El pudo comprobar que estaban limpias. En ese momento, la puerta de la habitación se cerró con fuerza, tomándolos por sorpresa que incluso María grito de miedo. Ricardo intento abrirla pero no pudo.
  —¡Es como si alguien estuviera trabando la por fuera!— dijo Ricardo.
  En ese momento las niñas comenzaron a llorar de miedo. Su madre las miro angustiada y trato de tranquilizarlas.
—¡Vamos a rezar hijas!— les dijo María—. Dicen que eso es bueno para ahuyentar a los espíritus.
   La señora se acercó a sus hijas y comenzó a rezar un "Padre nuestro". Las oraciones funcionaron, pues el señor logro abrir la puerta. Cuando Ricardo salió al pasillo, hubo un silencio total. Una corriente de aire frío invadió su cuerpo y esto le indico que algo sobrenatural estaba ocurriendo en su casa.
—¡¿Que pasó?¡ ¡Ricardo! ¡¿Que ves?!- pregunto la señora alarmada.
—¡Tranquila, mujer! ¡No sé ve nada!— contesto Ricardo.
  El padre de Rocío y Fernanda centro su mirada al final del pasillo y no vio nada, todo era oscuridad, pero de repente vio una silueta de una niña con el cabello largo y rizado; quedó pasmado con lo que estaba viendo. La niña se dio cuenta de la presencia de Ricardo a unos pasos de la puerta, entonces se acercó lentamente.
   Cuando la luz iluminó la cara de esta niña, Ricardo observo que tenía la cara de un Demonio.
   El padre de asustó y entró a la habitación inmediatamente cerro la puerta. En ese momento la puerta fue golpeada con fuerza: Alicia quería entrar al cuarto. Las niñas comenzaron a llorar, asustadas; gritaban al ver que su padre Luchana por mantener cerrada la puerta. María rezo de nuevo implorando a Dios que los protegiera: "¡Padre! ¡Escúchanos! Haz que este ser del mal salga de nuestra casa. Que regrese al descanso eterno. ¡Ayúdanos, señor!".
    Al decir esto, todo de tranquilizó. María siguió rezando con devoción hasta que sintió que todo había terminado.
—Bueno, al parecer se ha ido— dijo Ricardo con la voz entrecortada.
   Ricardo arrastró una cómoda grande para atrancar la puerta, no quería que la niña los tomara por sorpresa; para él era inexplicable que una niña de su tamaño tuviera tanta fuerza. También se sorprendió al sentir que la temperatura había descendido drásticamente, como si hubieran abierto una nevera.
—Ustedes intenten dormir— dijo Ricardo—. Yo me quedaré despierto toda la noche.
   Las niñas obedecieron y se acostaron en la cama con su madre; no tenían ánimos de dormir, estaban muy espantada, pero conforme pasaron los minutos ellas se tranquilizaron. No hubo más ruidos ni golpes en la puerta, incluso dejo de sentirse frío. Finalmente las niñas y María se quedaron dormidas.

Alicia La Hija Del Pecado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora