CAPÍTULO XVI

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La besó con hambre de volver a devorarla en la cama, pero ella lo detuvo, abrazándolo.

—Hagámoslo de nuevo —propuso el moreno, separándole los muslos.

Madison lo alejó rápidamente de ella, desconcertándolo.

—N-No, aún... Estoy adolorida.

—Pero no fui tan brusco.

—Lo sé, pero-

—Está bien —suspiró—. De todos modo debo irme a hacer unas cosas —le dijo saliendo de la cama, buscando su pantalón.

—Liam, yo... Quería contarte algo.

—¿Qué cosa?

—Antes de eso, he conocido a alguien.

—Si te refieres al pendejo rico, lo sé.

—No, es otra persona que ha llamado mi atención. Ella... Es una chica transgénero.

—¿Ella es una chica transgénero? ¿A qué te refieres? ¿Qué es un puto que se cree mujer? ¿O una lesbiana que se cree macho? —inquirió con desprecio.

—¿Eso es lo que crees de ellos? —preguntó en un tono bajo, intentando ocultar su angustia.

—Pienso que no deberías estar cerca de enfermos así, ha saber las ideas que pueden ponerte en la cabeza. No están bien, Madison.

—¿Qué culpan tienen de nacer en el cuerpo equivocado? Para ellos no es fácil vivir de ese modo, que-

—Son excusas —la interrumpió con molestia—. Sólo inventan eso para intentar ocultar la culpa que sienten por su homosexualidad, porque saben que está mal.

—¿Sabes qué está mal también? Usar a una mujer para quitarte las ganas —pronunció en un temblequeo de voz, al borde de las lágrimas—. Eso es peor que amar a una persona de tu mismo sexo.

—No somos nada para que reclames algo, no eres nadie ¿Okay? Y creí que eso te había quedado claro, ahora ya veo que no —masculló tomando su camisa.

Metió su mano dentro del bolsillo del pantalón, y le arrojó en la cama un atado de billetes, provocando que Madison derramara varias lágrimas.

Lágrimas que él no vio, ya que le estaba dando la espalda.

—Ten, para tu viaje al refugio de los Cocks.

—N-No quiero nada de ti, Liam.

—Es un regalo, de amigos —le dijo antes de salir de la habitación.

Se había equivocado tanto con él. Jamás hubiese imaginado que ese joven detective que la había ayudado a acabar con su calvario, fuera un completo hijo de puta.

-o-o-o-o-

—¿Te gusta?

—Sí —sonrió mientras comía su helado.

August también sonrió, observando a su hija comer su helado de "pich". Fue entonces que al levantar la cabeza, vio caminando por la vereda del frente a una joven castaña, con su uniforme del trabajo.

—¡Clara! —la llamó poniéndose de pie, agitando su mano para llamar su atención.

Ella al verlo, sonrió y se cruzó, mirando sorprendida a la niña.

—Agustina, quiero presentarte a una amiga mía, su nombre Clara. Clara, ella es mi hija, Agustina.

—Hola bonita —saludó la muchacha, dándole la mano.

La niña la miró con el ceño fruncido, y luego observó hacia arriba a su padre.

—Daddy, Who is she?

—She is my friend, Clara, say hello —sonrió.

—She does not like me.

—¿Habla inglés? No lo sabía —sonrió—. ¿Qué es lo que dice?

—Sí, y dice que quiere volver a casa.

—Oh, comprendo, es que-

—No, dije que no me gustas —repitió la niña, sorprendiendo a Clara.

—Ah, pues, yo...

—L-Lo siento —pronunció apenado August—. ¿Te parece si hablamos luego? Iré a llevarla a mi casa.

—Claro, no hay problema —sonrió—. Y Agus, tú si me agradas a mi.

La pequeña rubia frunció el ceño, antes de sacarle la lengua, y avergonzar aún más a su padre.

-o-o-o-o-

Miró el dinero, y lo metió dentro de un sobre. Ella no era ninguna prostituta ya, se lo devolvería, y se negaría a volver a verlo, a volver a permitirle que la dañara.

Tomó una mochila, y comenzó a guardar las únicas mudas de ropa que tenía, que Clara le había regalado. Amaba su amiga, le estaba sumamente agradecida, pero necesitaba irse.

Tal vez no para siempre, pero si para rehacer su vida como otra mujer, como una "verdadera" mujer. Aceptaría la oferta de Jasper, se iría con él al refugio de Noah Cocks, y si se lo permitían, se quedaría allí por un buen tiempo.

—Maddie, ya llegué —anunció la castaña desde la sala.

Madison se secó las lágrimas, y salió a su encuentro, intentando lucir lo más tranquila posible.

Pero no funcionó.

—¿Estabas llorando? Cariño ¿Qué pasa? —le preguntó preocupada—. ¿Y esas marcas? —exclamó al ver su cuello—. ¿Qué te pasó? ¿Quién te las hizo?

—Estuve con Liam —pronunció en un tono tembloroso.

—¿Te lastimó? ¿Te hizo daño? Es un grandísimo hijo de puta.

—N-No, no, él sólo... Es algo brusco —lo justificó, secándose las lágrimas de los ojos—. Pero estoy bien.

—¿Y por qué lloras entonces?

—Clari ¿Recuerdas el chico que te comenté que conocí? Bueno, él puede llevarme al refugio de Noah Cocks.

—¿Qué?

—Es nieto de Joseph Phoenix, el padrino de Noah.

—¡¿Hablas en serio?! —exclamó sorprendida—.  No lo puedo creer.

—Yo tampoco, pero es él quien puede ayudarme, Clari.

—¿Pero estás segura de esto? ¿Cómo sabes que puedes confiar en él? ¿Tiene pruebas que lo demuestren?

—Él estaba dispuesto a pagarme el pasaje, pero como yo no quise, me dijo que hablaría con alguien directo del refugio, y ellos se contactarían conmigo. Serían ellos quienes me pagarían el pasaje. Además de la estadía, claro.

—Wou, Maddie, esto... Es mucho para procesar tan pronto —le dijo aturdida—. ¿Pero tú estás segura que quieres hacer esto?

—Sí, quiero hacerlo, necesito hacerlo.

—Está bien —le dijo respirando hondo—. Sí esto te hará feliz, si sientes que es lo mejor para ti, entonces hazlo, sabes que yo te apoyo en todo, Maddie. Y que me gustaría mucho poder viajar contigo —pronunció sintiendo un nudo en la garganta—. S-Sólo prométeme que volverás ¿Sí?

—Sí —le dijo al borde de las lágrimas, abrazándola—. Volveré, lo juro. Pero ahora necesito irme.

—Lo sé, tu vida ha sido una mierda, sólo... Has conocido el dolor. Y de todo corazón, espero que con éste cambio, puedas ser realmente feliz. Porque tú te lo mereces más que cualquier otra persona que haya conocido.

—Te voy a extrañar —le dijo sollozando—. Nada será igual sin ti a mi lado, Clari.

...

MeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora