Capítulo 4

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− No me digas que vas a ser mi chica de los cafés, ratita peleona - Una voz femenina con el peculiar acento alemán saca a Beca de sus pensamientos.

El rostro de Beca se convierte en una mezcla entre horror y nervios al procesar la conocida voz femenina

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El rostro de Beca se convierte en una mezcla entre horror y nervios al procesar la conocida voz femenina. Sus dudas se confirman cuando levanta la mirada de su móvil y ve a Kommissar, la líder de Das Sound Machine. - o también la mujer que le hizo cuestionarse el doble su sexualidad por si no estaba hecha un lío ya con cierta pelirroja-.

Beca pestañea varias veces para comprobar que lo que tiene frente a sus ojos es real y no una ilusión, fruto de su cansada mente que necesita su café matutino. Por si fuera poco, con sus puños frota sus ojos para seguir con la comprobación. Sólo falta que se de a sí misma una bofetada, pero eso no llega a suceder nunca porque la alemana interrumpe todo tipo de pensamiento que pasa por la cabeza de la morena.

− Eo, ¿estás ahí? Tierra llamando a... - Sus ojos saltan a la placa en su crop-top donde pone su nombre - ¿B.Mitchell? - Su tono confuso por no recordar nada acerca del nombre de la morena.

− Ejem - La morena carraspea incómoda - Beca Mitchell - Dice finalmente mientras sus manos recorren sus castañas puntas del pelo, más claras que la raíz por su intento de darles reflejos rubios meses atrás.

− Mm... Tenía un breve recuerdo de que te llamabas.. ¿Elfo? ¿Troll? - Continúa la rubia picando a la morena, aumentando el nerviosismo de la más bajita.

− Que sepas que... - duda si completar la frase o no - Sigues sin gustarme nada.

Y ahí está, su boca actúa antes que su cerebro y cuando se da cuenta de que ha soltado esa bomba, reza para que la alemana no recuerde lo que dijo años atrás.
Es demasiado tarde, y por la sonrisa que sale de los labios de Kommissar, sabe perfectamente que que recuerda cada encuentro con Beca.

− Pero... ¿Dices que no te gusta mi actitud o... -sonrisa más amplía aún- mi físico perfecto -. Las últimas palabras suenan con un tono mezclado entre lo sensual y lo perverso, su acento el doble de enfatizado por si no acababa de volver loca a la morena con esa intimidación tan común de ella unos años atrás.

La morena no responde nada, pero su rostro más rojo que un chili picante lo dice todo. Es entonces cuando la alemana decide dejar su jueguecito y empezar su labor en la oficina.

− Ah y oye... -Pide Kommissar − me gusta tomar capuchino sobre las 11, para que lo vayas apuntando... Y que sea muy caliente.

La morena duda si apuntar en la pequeña libreta el detalle de la temperatura, dejándose llevar por el estereotipo de alemana = frío. Además, están a finales de mayo y el calor se empieza a notar.

Ojos azul océano recorren la figura de la alta alemana que camina hacia su despacho.

Y tanto si se empieza a notar.

Don't leave me again - Bechloe.Where stories live. Discover now