Princesa de Hielo

1.2K 78 133
                                    

—E-Espera... A-Ahh...

El neutrófilo le ignoró completamente, no era la primera vez que la asaltaba sexualmente, sin embargo sería la primera vez que culminaría el acto. Aunque eso, la chica no lo sabía todavía. Se deleitó con el dulce aroma femenino que emanaba de ella, era la cuarta vez que le provocaba un orgasmo durante la hora que llevaban juntos. Sonrió perversamente al darse un momento para apreciar el cuerpo de su compañera, las marcas que había dejado en ciertos puntos de su anatomía fueron hechas en un momento muy apasionado, cuando la joven eritrocito había dicho que no le pertenecía a él.

Grave error...

Él se encargó de demostrarle todo lo contrario, la torturó por horas, disfrutando de los adorables sonidos que hacía cada vez que tocaba y estimulaba su anatomía. La hizo llegar al límite incontables veces para después negarle el tan anhelado orgasmo. Ella tuvo que aprender la lección, después de eso fue ella quién lo buscó y no al revés. Cada caricia y beso compartido le hacían cuestionarse si la “relación” que tenían, era sana o simplemente era algo físico, ella se entregaba sin reservas y fue por eso mismo que él se había negado a tomar la virginidad de la chica, al menos hasta aclarar sus sentimientos por ella.

—4989... E-Espera... E-Es demasiado... Estoy muy... Sensible...

Escuchó la voz temblorosa de la eritrocito, todavía temblaba, resultado de los espasmos que aún seguían presentes luego del climax. Ella le miraba con ojos llorosos, clamando por un descanso que él no estaba dispuesto a darle, pues tomó los muslos femeninos, separándolos y así tener acceso a su intimidad. No esperó aprobación alguna y se lanzó a devorar la tierna carne de la chica. La habitación se llenó de gritos y gemidos, todos ellos de placer. NT sentía que estaba a punto de desmayarse, el placer era tan crudo y el neutrófilo no era de los que cedían con facilidad, arañó las sábanas en un intento de soportar la ola de calor que azotó su cuerpo a causa de su quinto orgasmo. Sus senos subían y bajaban con rapidez a causa de su agitada respiración, una pequeña sonrisa surcó sus labios. Estaba segura de que su compañero por fin habría quedado más que satisfecho y podría descansar después de semejante tortura sexual.

Qué equivocada estaba...

El joven neutrófilo se percató de que NT tenía intenciones de dormir, sonrió maliciosamente antes de colocar las piernas femeninas sobre sus hombros, teniendo así la libertad de frotar su miembro contra los labios íntimos de la fémina.

—Es muy temprano para dormirte, aún no hemos terminado mi pequeña. Debes hacerte responsable, ésta ereccion es tu culpa. Tú quieres esto, no puedes engañarme NT, te estás humedeciendo otra vez.

Ella era tan dulce e inocente...

La chica no podía negar las palabras del albino, a pesar de que su cuerpo clamaba por un descanso estaba sensible y reaccionaba a los roces entre ellos, no había escapatoria y tampoco tenia intenciones de huir. Las miradas de ambos chocaron, transmitiéndose miles de cosas, miles de sentimientos.

Te Amo...

Yo también...

Y fue entonces que ella lloró, por primera vez en su vida se dejó envolver en el dulce calor que podría ofrecerle otra célula, lloró de felicidad al darse cuenta de que estaba bien sentir.

Unieron sus labios...

Era como probar el más dulce de los manjares, sus alientos se entremezclaban y fue como una revelación para ellos, nunca más estarían sólos, tenían a alguien en quién apoyarse y no ser juzgados.

Nunca más podrían separarse...

Entonces, él empujó contra el frágil cuerpo femenino, la morena jadeó por el repentino dolor, sus ojos nunca abandonaron a los de 4989, no podía ni quería dejar de mirarlo, muy en el fondo lo sabían. No habían unido sólo sus cuerpos...

Habían unido sus almas...

Aún si no eran personas como tal, estaban vivos... Para ellos eso era más que suficiente para estar seguros de que tenían alma. El mayor se retiró suavemente del sublime calor que le brindaba su compañera para volver a hundirse en ella otra vez, ambos jadearon. Era tan diferente a cualquiera de las cosas que habían hecho en el pasado, tenía un significado más profundo.

Déjame Amarte...

Los movimientos eran lentos y acompasados, aún se sentían abrumados ante el poder que los roces de sus cuerpos ejercían sobre ellos. Sus cuerpos estaban húmedos por el sudor y ambos tenían marcas que fueron hechas por el otro como símbolo de posesión, fue entonces que el ritmo aumentó. Ambos expresaron su placer ante la sensación tan cálida que los envolvía. Ellos simplemente se dejaron llevar y cuando la eritrocito alcanzó el orgasmo, el neutrófilo se liberó en su interior.

Se abrazaron...

No hizo falta decir nada, con pesadez el albino se retiró del interior femenino y se dejó caer al lado de la chica. Ella le dedicó una tímida sonrisa mientras se acurrucaba contra él, no quería soltarlo y el chico la entendía totalmente. La rodeó con su brazo izquierdo, recostándola sobre su pecho. Se sentía completo y feliz, se sentía como en casa. Ella era su hogar, mientras estuvieran juntos podría afrontar cualquier cosa.

—Gracias por amarme... Prometo cuidarte y velar por ti...

NT le escuchó con atención, estaba totalmente embelesada por culpa de ese hombre, jamás se arrepentiría de haberle permitido derribar esas murallas de hielo que la protegían. Le sonrió de vuelta con un poco más de entusiasmo.

—Yo soy quien debería agradecerte a ti... Me hiciste ver el mundo de forma distinta, tu actitud infantil y tu persistencia ciertamente me encantaron... Eres mi otra mitad...

El mayor dirigió su vista a la mesita de noche que estaba cerca de su cama y tomó una pequeña caja de color rojo, se rascó la nuca con nerviosismo mientras la morocha le miraba con confusión.

—Verás... Le pedí esto a las Macrófagas... Sé que es algo apresurado y posiblemente te parezca estúpido de mi parte pero... ¿Me harías el honor de convertirte en mi esposa?

NT hizo un puchero cuando 4989 le mostró el anillo, se veía de lejos que estaba a punto de estallar en llanto, contra todo pronóstico tan sólo le golpeó el pecho con las manos mientras le gritaba completamente avergonzada.

—¡Por supuesto que seré tú esposa! ¡Después de que me deshonraste tú deber es hacerte responsable de mi!

—¡No toda la culpa es mía! Si no mal recuerdo fuiste tú quien se apareció desnuda en mi cama hace una semana.

—¡Y tú te aprovechaste de mi cada vez que estuviste en mi casa!

—Pues tú no hiciste mucho por detenerme...

Antes de que la eritrocito le golpeara otra vez, aprovechó para ponerle el anillo de compromiso con una joya de bisutería en forma de un copo de nieve. Le dio un beso en la mejilla y le dijo con una voz dulce.

—Vamos mi princesa, tú serás la novia más bella de todas mi Princesa de Hielo...

—¿Por qué cada vez que quiero golpearte tienes que ser tan encantador?

Él no dijo nada y solamente la besó, sus cuerpos necesitaban un descanso. Nuevamente se acurrucaron en la cama, esa habitación fue el único testigo de la consumación de su amor.

Fue por una buena causa ¡Lo juro!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora