Capítulo 14

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Hoy era el último día en Playa del Carmen, no había una salida programada como tal, éramos libres de ir a donde quisiéramos, aunque yo personalmente no deseaba salir a ningún lado, quería estar en la piscina un rato, disfrutar de las pequeñas maravillas del hotel y acostarme a dormir.

Había optado por usar un vestido blanco floreado que me llegaba un tanto por arriba de las rodillas, me quedaba bastante lindo, decidí dejarme el cabello suelto.

Había optado por usar un vestido blanco floreado que me llegaba un tanto por arriba de las rodillas, me quedaba bastante lindo, decidí dejarme el cabello suelto

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Bajé por el ascensor hasta el no tan pequeño jardín del hotel, justo del otro lado de donde estaba la piscina.

Era un jardín bellísimo, muy verde, siguiendo el camino daba a un juego de ajedrez gigante y al final de este mismo camino llegábamos a una hamacas, no sé si poca gente sabía de la existencia de este paradisíaco lugar, pero la verdad es que nadie estaba ahí. Mejor para mí.

Me acosté en una de esas hamacas, saqué una pierna y la dejé colgando, mi pie tocaba el suelo así que éste me servía para impulsarme, cerré mis ojos y dejé que el viento acariciara mi rostro, envolviéndome, me relajé a tal punto que me quedé dormi...

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Me acosté en una de esas hamacas, saqué una pierna y la dejé colgando, mi pie tocaba el suelo así que éste me servía para impulsarme, cerré mis ojos y dejé que el viento acariciara mi rostro, envolviéndome, me relajé a tal punto que me quedé dormida, de repente sentí que mi pie ya no estaba empujandome, sin embargo aún sentía cómo se movía la hamaca. Abrí mis ojos confundida y ví los oscuros ojos de Erick, que me miraban.

—Lo siento— dijo —te veías hermosa durmiendo, no quería despertarte—

—No te preocupes— me incorporé, sentándome en la orilla de la hamaca, él se sentó junto a mí.

—No sabía de este lugar, es bastante hermoso— mencionó mirando el jardín que estaba frente a nuestros ojos.

—Lo es— afirmé, luego lo miré curiosa —¿Como sabías que estaba aquí?

—Teóricamente no lo sabía— respondió a medio reír —pero sabía que en algún punto ibas a recorrer todo el hotel, así que pregunté por los lugares más vistosos a los muchachos de recepción— me reí.

—Pues adivinaste, felicidades Sherlock— bromee, él se acercó a mí, ví sus intenciones y me alejé —alguien podría vernos.

—Nadie que nos conozca— respondió con seguridad —los alumnos al parecer organizaron una fiesta y estarán en un bar hasta tarde, todos estarán ahí, y el director tiene familiares aquí, así que fue a visitarlos, también llegará tarde, en el hotel sólo estamos tú y yo.

Las Notas Del CorazónWhere stories live. Discover now