A Aizawa le parecía ridículo su forma de ser, la manera en la que hablaba y su inmadurez.
Era un de esas personas ruidosas y fastidiosas con las que preferiría no hablar, más el destino tenía otros planes, los cuales tristemente no coincidían con los de el.
El rubio que se hacía llamar Hizashi, en el primer día se acercó a él con una sonrisa de oreja a oreja, su primera impresión de él fue una persona más del montón, una a la que evitaría, como todas.
Más nuevamente, el destino traía otros planes.
—¡Hola!, Soy Hizashi Yamada ¡Mucho gusto!
El dijo, con una voz chillona, volteó su cabeza para verlo.
—Aizawa Shōta.
Se presentó sin interés aparente en el tema, más nuevamente el volvió a hablar
—Oh, ¡Ese es un nombre genial!
Exclamó en un tono bastante alto, irritante
—Baja el volumen.
Y desde entonces, se hizo costumbre el que ambos se hablarán, en los recesos, en las clases, en la calle.
Y Shōta hizo un nuevo amigo.
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Palabras: 169
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