— p-pero cierra los ojos — jaemin asintió y obedeció a jaeno, quien lentamente se fué acercando al menor, hasta que sus alientos chocaron. — no puedo — susurró. — no se besar —
— no importa, pero abrazame — jaeno asintió envolviendo al castaño en brazos.
— ¿como estas con la gripe? — preguntó el mayor.
— bien, mañana iré al instituto — sonrió jaemin. — no creas que se me acabaron los piropos sucios, tu carta de hoy esta sobre la mesa — jaeno se separó de jaemin y cogió la carta para después abrirla. — pero no la leas aquí — tartamudeó el menor avergonzado.
"las sillas son cómodas, pero sentarse en tu polla seria estar en la gloria"
el mayor miró a jaemin quien observaba el techo ruborizado. — tienes la apariencia de un angel pero eres un pequeño pervertido —
— ¡callate! — gritó jaemin sonrojado hasta las orejas.
— por eso me gustas tanto — sonrió jaeno.
— ¿qué? — el menor observaba al pelinegro confuso.
— adiós — jaeno salio corriendo de la casa del menor con el corazón latiendo a mil.
le acababa de confesar sus sentimientos a jaemin.