XIII. Algo hicimos bien

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Ojalá te acuerdes de mí. Que suene mi canción favorita y me imagines ahí, dándolo todo. Juntos. Que pases por esa calle que me iluminaba la sonrisa de una manera especial y sonrías tú también. Que aquel whisky te haga recordarme borracha. Y que te recuerdes tú también, acompañándome en la causa. Que aquel portal te lleve a pensar en aquel sábado de besos. Que recuerdes incluso cuál era el color de mi pintalabios la noche que comenzó todo. Que sonrías al recordar mi facilidad para ilusionarme. Que recuerdes aquellas veces en las que te hice repetir mil y una veces una foto, y que te diera igual por el simple hecho de estar ahí, compartiendo vida. Y ojalá que sonrías cuando un día, sin quererlo y por casualidad, te acuerdes de mí. Aun cuando todo ya se haya acabado. Que recuerdes todos y cada uno de mis torpes pasos de baile, y que pierdas tu tiempo imaginando si seguiré bailando igual. Que te ocurra algo importante y que pienses en como antes las alegrías y tristezas de uno lo eran también del otro. Y como ardía el teléfono para contárnoslo. Que te venga a la mente aquel día, en el que ingenuos ambos, no aprovechamos el tiempo lo suficiente, sin saber aún que sería el último. Que me recuerdes. Así. Sin planearlo. Que aparezca por tu mente. Y que no te arrepientas. Porque será señal de que, mientras duró, algo hicimos bien.

21 lunaresWhere stories live. Discover now