XXXII. En la guerra, como en el amor...

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Yo, con ganas de ilusionarme.

Tú, con ganas de ilusionar.

Estalló la guerra.

Quisimos hacer fuego a partir de cenizas.

Dos contrincantes con un mismo objetivo.

Pero ni tú comenzaste a arder

ni yo quemé mis heridas.

Y, como bien dice Melendi,

en la guerra -como en el amor-

todo vale 

y siempre queda un perdedor.

Daños colaterales -o no-.

21 lunaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora