Sigue siendo valiente Temo

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——Sigue siendo valiente Temo ——

Cuauhtémoc López Torres, Cuauhtémoc López más conocido por sus amigos como Temo y por su familia, más su padre, como Temocles, Temístocles, y otro nombres que a Pancho López se le ocurra, es un chico bastante tranquilo, un chico amoroso con sus hermanos y padre, amable, sincero, bondadoso como su padre y valiente cuando la ocasión lo amerita.

Temo llegó a vivir a Oaxaca, no muy feliz, pero no le quedaba de otra que seguir a su padre donde fuera que fuera, Pancho ya lo habia decidido desde mucho antes y él no pudo hacer nada más que suspirar por dejar su antiguo hogar atrás.

Su amigo Diego y su antiguo colegio era lo que mas le deprimía, haberlos dejado atrás no era lo que Temo deseó en algún momento de su vida.
Pero el destino le preparaba una gran sorpresa, cosas que pasan una vez en la vida, solo cuando el destino y el universo se apiada de alguien tan bueno como Temo; eso pasó en su vida.

Se enamoró.

No había ni terminado de desempacar sus cosas cuando el amor, literalmente tocó su puerta.

Que fácil fue abrir una simple puerta que lo llevaría a encontrar el amor de su vida, un chico de una mirada sonriente que lo cautivo su sola mirada.

Pero es que como no enamorarse de aquel chico con unos ojos tan divinos.
Para Temo fue como encontrar la luz de un sol especialmente destinado para él en medio de una oscuridad que no lo dejaba avanzar.

Y toda razón quedó varado en algún lugar dentro de su mente.

Y aunque la primera impresión que dio fue muy torpe por dejar caer el pastel que el chico le ofrecía, cortesía de su tía habia dicho, no se arrepentía de haberlo hecho por que quizá asi no se hubieran llevado al principio, ya que Temo no era muy tímido para hacer amigos nuevos, lo que lo hubiera alejado de Aristotéles.

Si, exageraba al decir eso, por que sabía que fuera como fuera, algo divino o maldito lo arrastraba siempre a los pies de Aristotéles Córcega.
Por que conocerlo fue como si su mundo fuera invadido por una estampida de dinosaurios que pisotearon su corazón hasta pegarlo sobre el nombre de Aristotéles para nunca más desear alejarse de él.

Y fue ahí donde su vida dio un giro de 180° grados.

Conoció lo que era el verdadero amor y conoció la tristeza y el dolor que conllevaba enamorarse.

Las dificultades que tuvo que superar para poder revelar su amor al chico fueron abrumadoras.
Habia veces, no; muchas veces, en que soñaba con Aristotéles y su solo presencia le dolía como nada.

Sin embargo el destino le sonrió y lo sacó de la pasiva–agresiva depresión en la que se habia hundido cuando por fin Aristotéles se le declaró y se hicieron novios.

—Yo quiero... por que yo quiero... —Dijo Aristotéles mientras colocaba su teclado frente a Temo y mientras hablaba le sonreía con una dulce mirada —dedicarte nuestra canción, no solo por que es nuestra canción, si no por que también me encanta. —Sonrió Aris.

—Se que te encanta... pero me late que aquí hay gato encerrado.

—¿Neta? Pobre gato hay que liberarlo ¿no?

—¡Ya, Aris, no te hagas el gracioso, eso dejaselo a mi papá! —Dijo riendo Temo, cosa que hizo a Aris sonreírle con cariño.

—Mira, quiero cantarte por que se que últimamente hemos tenido algunos roces... y no me gusta estar mal contigo. Temo, eres muy importante para mí. Más que solo mi novio, mas que solo amigos, eres como, no, no eres como, eres una parte de mi.

Temo sonrió cual bobo al oírlo hablar de esa forma. Era cierto que eran novios desde hace un buen rato, sin embargo no se habia atrevido a decirle a Aristotéles que lo sentía como una parte de si, el ingrediente que le faltaba para darle sazón a su vida, su media naranja... su alma gemela.
Y no pudo evitarlo, se acercó a abrazarle, y Aristotéles le correspondió.

—No sabes lo feliz que me hace oírte decir eso Aris. Osea, si, sabia que me querías, pero yo, —Temo suspiró sonriendo, sintiendo como un nudo se le cruzaba por la garganta, estaba muy feliz —me siento de esa forma desde que te vi por primera vez parado en la puerta del departamento dando la espalda mientras le dabas una probada al pastel.

—¿Que? ¡¿Creí que no te habías dado cuenta?!

—Aris, quedé deslumbrado por ti... pero no ciego por completo. Solo que verte, bueno, pues fue mejor que pensar.

Y Aristotéles sonrió complacido por las palabras de su novio.

—Te quiero. No, no te quiero —Dijo mirándolo de frente —Te amo.

Embriagado de felicidad Temo le sonrió y beso su boca, fue solo un roce de labios, pero suficiente para ambos, Aris le tomó de las mejillas se fue acercando a Temo, tímidamente poso sus labios sobre los de su novio, sintiendo lo tibio y suaves que eran, se dedico a apreciar cada segundo de contacto.

Y ahí, solos en su propio mundo, Temo se dio cuenta de que estando junto a Aristotéles el dolor y las dudas del pasado bien valían la pena.

Ser una persona que sabe lo que quiere habla de ti como una persona decidida.
Y Cuauhtémoc López siempre lo fue.

Sigue siendo valiente Temo, eso conquista.

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Espero les guste, me encanto escribirlo. Lo de la intro fue una canallada que me dolió feo.

Sin embargo...

¡Viva Aristemo!

Los Matices Del Amor (Aristemo)FinalizadoWhere stories live. Discover now