Capítulo 17 "No voy a prometerlo".

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Escuché mi celular sonar cuando estaba vistiéndome así que me apuré un poco en terminar lo que hacía.

Cuando abrí la puerta de mi habitación y me dirigía a la mini sala del hotel, Ian ya estaba colgando la llamada.

—¿Quién era?.

Él se giró un poco ¿Asustado?.

—Nadie, Eric. — Frunció sus hombros ahora un poco más relajado. Seguramente no se esperaba que terminara tan rápido de bañarme.

—¿Cómo que nadie?, Eric es alguien. —Él solo me observaba determinante. Se tomó el tiempo de escanearme. Algo usual en su persona pero lo que se me hizo extraño fue la forma de verme. —. ¿Te dijo qué quería? —Parece que iba a tener que sacarle información con tirabuzones.

—Quería hablar contigo, pero hay problema.

—Dime cuál. —Hablé acercándome a él.

Me senté en el sillón para una persona y el que se acercó ahora fue él, quedó perfectamente frente a mí. Habló como si nada:

—Le dije que era tú novio y creo que no volverá a llamarte.

—¿QUÉ TÚ HICISTE QUÉ?. — Me tomó por sorpresa. Bueno, Ian siempre lo hacía, nunca sabes qué esperar de él. ¿Pero ésto? Superó todos los récords de sorpresa.

—Antes de que te alteres, quiero explicarte. Hablé sin pensar, saber que estaba tan insistente y tengo claro que va a querer invitarte a salir otra. Soy hombre, y cualquiera en su sano juicio querría. Pero me deje llevar y ganaron mis celos... — Esperen, ¿Dijo que estaba celoso?

—¿Celoso? No iba a poder salir con el a tan larga distancia de todas formas...—Me interrumpió.

—Pero quizá sí quieres irte, y no podía dejarte ir, antes tenía que decirte lo que siento, Teresa. Lo vengo acumulando y tal vez en unas semanas no tenga las fuerzas para hacerlo, o incluso tú también te canses, porque eres humana y soy una  carga pesada. Eso sin mencionar que no tengo ni idea de qué sientes tú hacia mi. Tú a mí me encantas, me das fuerzas, me gustas muchísimo tú linda personalidad; sincera, radiante, con un carácter fuerte y admirable.    Siento que llegaste a dar luz a un hombre que estaba perdido en la oscuridad de la decepción y la tristeza. Un hombre que estaba perdido en un mundo donde no existía la esperanza. Voy a estar eternamente agradecido por todo eso y por volverme a la vida.
Siento que es momento de decirlo y no solo pensarlo. — Culminó.

No podía creer lo escuchaba, Ian hablando de sentimientos. Ian hablando de sentimientos que estaban dirigidos a mi. Yo le gustaba y eso para mí era más que suficiente.
Estaba explicando todo lo que yo le había hecho volver a sentir y solo podía mirarlo mientras una pequeña lágrima de felicidad resbalaba por mi mejilla derecha.

—¿Por qué lloras?. —dijo mientras se inclinaba hacia mi con un tono un poco preocupado.

Limpió mi mejilla —También me gustas, Ian. Tal vez no lo tenga definido, pero me haces sentir bien cuando estoy a tú lado. Paz y tranquilidad recorre mi ser cuando pasamos tiempo juntos, incluso he llegado a pensar que todo eran ideas mías.

—¿Por qué ideas tuyas?.

—Sentía que cada cosa que decías tenía una doble intención. Pero luego volvías a ponerte serio como si nada hubiese pasado.

—Saliste con él, Teresa, y estoy en una silla de ruedas. ¿Quién crees que gane? Iba a hacerme a un costado pero primero, debía decirte lo que estoy sintiendo por tí.

—Durante toda la salida estuve comparándolos inevitablemente. Pensaba "Ian no diría eso" o "Ian hubiese hecho tal cosa" pero jamás se me pasó por la cabeza tú situación.
¿A quién le interesa una silla de ruedas si yo quiero que me escuchen, que me quieran y sentirme tranquila?. En mi vida pasé miserias. Nunca tuve tiempo para detenerme a saber si alguien me interesaba más de lo necesario hasta que me topé contigo.

—Tuve una novia que me abandonó apenas me enfermé del corazón y tuve que utilizar la silla por temas médicos. Tengo los mismos miedos que tú, quizá no provienen del mismo sufrimiento pero son miedos igual.

—Yo sigo aquí y me ibas a echar de tú casa por robarte un poco de comida.

Reímos un poco debido a mi comentario.

Agachó la cabeza y luego me miró —Terminaste robándome mucho más que un simple plato de comida.

Mi corazón latió a mil por hora, sentía que iba a salirse y tenía miedo que el pudiese escucharlo desde tanta cercanía y pensara que estoy loca.

En vez de eso, sentí sus labios unirse a los míos en un dulce y suave beso.

Al principio no reaccioné, pero luego lo correspondí. Sus labios eran carnosos y tan lindos como los imaginé. Me acerqué más a él y lo abracé mientras nos besábamos. Él me sostuvo la cara mientras yo acariciaba su sedoso cabello castaño.

Cuando nos separamos por falta de aire nos miramos a los ojos, no hizo falta decir nada lo habíamos dicho todo en aquél beso.

Apoyé mi frente en la suya y cerré mis ojos sintiendo.

—Yo no voy a abandonarte, Ian. No importa lo difícil que se ponga todo. No voy a prometérlo porque voy a demostrártelo. —hablé bajo.

—Voy a necesitarte, no lo hagas. Voy a recuperarme por tí, Teresa, y vamos a  viajar como lo conversamos. Tú, tú madre y tú hermana, mi madre, Diana y yo. Todos, todos iremos.

Lo volví a besar otra vez, pero está vez duró menos el beso. Fue igual de tierno y dulce que el primero.

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¡Hola!

Les dejo esto por aquí, bellezas. 💕

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Les deja saludos

Emi Ciezz 💋

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