Kyle Hemmings es un aventurero irlandés, que decide viajar a Sudamérica y conocer "el fin del mundo". El único lugar a dónde jamás se hubiera planteado ir, si no fuera por las ocurrencias de Chase, su gran amigo.
La travesía sería sencilla, pasaría...
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Perdóname por no haber llegado a tiempo.
Por creer que era invencible.
Por pensar que eras innecesario.
Mi ángel, mi gran amor.
Este vacío no puede ser llenado.
El dolor me invade y el respirar se hace difícil.
Ambos nos merecíamos otro final.
Tú, te merecías el amor.
Yo, sé que merecía tenerte.
― Tranquilízate, ¿sí? Vas a espantarlo. Deja de actuar como un psicópata.
― No sé de qué estás hablando.
Kyle miraba al camino mientras sus piernas se movían inquietas.
― Veamos... querer ir a verlo a las 4 de la mañana ¿te parece normal?
― Él sabe que nada en mí es precisamente normal, aun así, me amaba.
― Te ama Kyle, te ama.
― ¿Cómo sabes eso?
― No lo sé —. Paul se encogió de hombros — pero ¿qué voy a hacer? Sabes que me gusta ser positivo.
― Lo sé, maldita sea, me gustaría algo de esa actitud en este momento.
El vuelo había llegado a Ushuaia a las 2 de la mañana. Habían hecho 110 kilómetros hasta Tolhuin. Kyle se había mantenido despierto desde que salió de Belfast, y, consecuentemente, tampoco había dejado dormir a Paul. Se dirigían en una camioneta al hotel. Llegaron y dejaron sus maletas. Kyle sólo tomó un baño para distraerse del reloj, el cual, al parecer, se había detenido. Paul hizo lo mismo y luego se recostó en la cama, sintiendo los pasos de su hermano que iban y venían, taladrando su cabeza.
― ¡Carajo! Puedes dejarme dormir un segundo, ¿sí? Sólo un mísero segundo...
― Si querías dormir te hubieras quedado en casa.
Paul suspiró y rodó fuera de la cama.
― ¿Vas a acompañarme?
― ¿Quieres que lo haga? —. Kyle negó con la cabeza —. Bien, me quedaré aquí, esta vez trata de no perderte.
La mirada fulminante del rubio hizo reír a Paul.
― Son casi las 7, gracias a Dios, iré a comer algo, supongo que te irás.
― Así es, ¿has hablado con Jane?
― Sí, te desea suerte también.
Kyle acomodó su camisa color naranja, quería verse bien, lucir radiante, volver a enamorar a Marcos si era preciso.