Prefacio.

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—Madison, ese chico no ha parado de observarte desde que llegamos a este nido de huesos

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—Madison, ese chico no ha parado de observarte desde que llegamos a este nido de huesos. —Me llamó la atención mi amiga Sally. Cuando volteé en la dirección donde decía que estaba ese chico, vi que no se equivocaba, alcé mi ceja oscura preguntándome el motivo de su enigmática mirada.

—Si tú no vas por él, iré yo —gruñó mi otro amigo, Alex, el pelinegro con una deslumbrante sonrisa que adornaba sus labios. «Dioses, ¡qué hermoso era mi amigo!».

No respondí a nadie y aparté la vista, ya había tenido una aventura no muy favorable con el chico de la mirada.

La nueva exposición del museo estaba muy aburrida, pero era mejor que escribir un montón de filosofía con el profesor más canoso de todo el colegio.

Hablando del profesor canoso...

—¡Alumnos de sexto año! Vayan en hilera a la última fila, son más altos que los nenes de primaria.

De los alrededores sonaron quejas de parte de mis maduros, pero estúpidos compañeros.

Ya ni recordaba a qué vinimos a este lugar tan rústico.

—¡Sean bienvenidos a la inauguración de las nuevas obras de arte provenientes de Italia! Estamos aquí reunidos todos los colegios de la ciudad para escuchar las palabras de su respectivo autor — habló una mujer, la cual tenía el uniforme de la dichosa escuela de niños en cuna de oro. Como siempre, elegían para presentar a los más millonarios.

Como sea, la pelirroja me recordó qué demonios estaba haciendo allí rodeada de niños en plena pubertad. Toda la ciudad estuvo esperando este momento, el museo parecía un festival. Y ciertamente para mí, no tenía sentido.

El espectáculo comenzó sin avisar, las luces de neón hacían un juego muy bonito con el ambiente reflejándose en las paredes blancas y rústicas, pero el sonido de los dinosaurios rugiendo hasta me daban ganas de ir al baño.

De repente, se escuchó otro sonido extraño de fondo, era el de piedras partiéndose. Los cuadros comenzaron a caer al piso rompiéndose y algo me dijo que esto no formaba parte del espectáculo ya que los niños disfrazados de indiecitos representado a nuestros antepasados comenzaban a gritar y correr junto a todos los que estaban en la habitación. El suelo vibraba y la gente caía bruscamente al suelo mientras polvillo salía de la estructura que nos rodeaba.

Todo se estaba comenzando a destruir.

Todo se estaba comenzando a destruir

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Sobrevivir a tu lado #1 [DISPONIBLE EN FÍSICO✔]Where stories live. Discover now