I: una nueva vida

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Narra Madison

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Narra Madison

—¿Qué está sucediendo? —preguntó Sally y un grito delgado aturdió mis oídos.

La tierra comenzó a partirse, pero no en dos, sino en mil fragmentos, y en uno de esos mi fiel amigo Alex se cayó. ¡Oh, Dios! Hacía unos segundos estaba contemplando su sonrisa de ángel y de un momento al otro solo escuchaba sus agudos alaridos alejándose cada vez más.

—¡Alex! —grité cuando me asomé a la grieta, pero ya no lo veía, se perdió, temblé de miedo y ansiedad al recordar sus chillidos, ya no estaba con nosotros.

Sentía que cada momento y risa que compartimos se iba al carajo en un solo abrir y cerrar de ojos, todo lo que hallaba en mi interior era vacío. ¡Oh, Alex, te extrañaría tanto!

—Sally, salgamos de aquí, es muy peligroso —le dije a mi amiga quien estaba por romper en llanto, ella reaccionó un poco tarde, pero asintió mientras lágrimas caían como cascadas de sus ojos y las mías amenazaban en salir.

El techo se desplomaba poco a poco, los muebles caían incluido un jarrón que dolorosamente golpeó mi hombro.

La salida estaba demasiado lejos, había que buscar un refugio. Tomé del brazo a mi amiga y comenzamos a correr por nuestras vidas ignorando el palpitante golpe de mi hombro, era como si constantemente sintiera la cerámica golpearme como disco rayado. La salida de emergencia estaba bloqueada por lo que me vi obligada a hundirme más en el museo.

Había mucho polvo el cual ensuciaba mis lentes y poco me permitía ver; los huesos de los dinosaurios, que se notaba a diez leguas que eran más falsos que la teoría de que el sol giraba alrededor de la tierra, comenzaron a derrumbarse, partiéndose en mil fragmentos. No avistaba ningún lugar en donde refugiarme, dimos más vueltas por el lugar junto a mi compañera tratando de escondernos, pero ella al rato se cansó de tanto correr que decidió soltarme. Yo no tanto, era parte del equipo deportivo de mi escuela por lo cual mi resistencia era alta. Yo llevaba la delantera hasta que, a lo lejos, vi con dificultad una pequeña bodega de esas donde se guardaban las escobas; cosas de limpieza y mantenimiento del lugar. Raramente no se había derribado.

Miré hacia atrás guiando a mi amiga, pero me estremecí al momento en el que una estatua gigante cayó sobre su delgado cuerpo justo en el momento en el que me volteé; traté de calmarme y salvarme, pero me quedé congelada. Respiraba pesadamente y no reaccioné hasta que un sujeto me tumbó al suelo, debí haberla agarrado cuando se soltó, debí hacer muchas cosas, no los pude salvar, y temía no poder salvarme a mí misma. Estaba muy impactada y sentía tantas cosas, tantas que no sabía cómo ordenarme adecuadamente.

Estaba segura de que a estas imágenes nunca las podría borrar de mi mente.

Temblando, corrí a todo lo que daba hasta la oscura bodega, abrí la puerta y me encerré tratando de calmarme. Me recosté contra una pared.

Sobrevivir a tu lado #1 [DISPONIBLE EN FÍSICO✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora