II: despertar en el mismo sitio.

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Narra Rudt

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Narra Rudt

Los destellos del sol obligaron a que mis párpados se abrieran, hacía calor y el ambiente estaba húmedo, ¡qué horrible combinación! Me sentía muy cansada y me dolía la cabeza.

Levanté mi torso del duro piso y solo dejé mis piernas quietas, percibí un poco de dolor en el lomo, pero todo estaba en orden, o eso pensé cuando desperté.

Miré hacia los lados y sentí la sangre bombear mi corazón y recorrer de forma caliente mi organismo al ver, un, dos... Ocho pilares uno encima del otro, pilares gigantes de mármol. Miré hacia el cielo y vi que la cúpula de cristal que pertenecía al lugar donde estaba, no se encontraba como antes, es más ni siquiera estaba allí, solo vidrios rotos distribuidos en el suelo.

Mis piernas tenían sangre seca y había varios cristales incrustados en ellas los cuales rasgaron mis medias cancán. Con los ojos cerrados los quité uno por uno, era muy doloroso y cuando terminé, la sangre cayó, por lo visto, una vez más. El museo se veía tenebroso, y yo trataba de respirar con normalidad al sentir un olor nauseabundo en el ambiente; había mucha sangre a los alrededores, y grietas en el suelo de mármol negro.

Estaba alterada y muchas preguntas venían a mí, sentía náuseas y el estar sola allí daba la sensación de silencio el cual me inquietaba. Solo querría salir corriendo de ese lugar y ver a mi familia.

• 22 •

No había una salida alternativa, incorporé todo mi cuerpo adolorido buscando mis tacones negros para colocarlos en mis pies, había mucho material hiriente en el suelo, no hallaba una salida, excepto por el techo al descubierto. La falda de mi uniforme estaba casi hecha un trapo de piso y la camisa ni hablar.

Cuando los encontré, el suelo tembló. «Otro terremoto», pensé, pero fue muy violento, ocasionó que me cayera, y todo lo había en el suelo y alrededor se dividió en más partículas debido a mi agudo grito de dolor, sentí mil cuchillas clavándose en mi espalda, me había caído sobre un espejo gigante ya roto de una de las paredes. Estaba en una sala de espejos y cuadros.

Sentía mi sangre drenarse por las heridas las cuales ardían, era un solo tajo, uno que podía acabar con mi vida. Aún más alarmada de lo que estaba, me despegué del vidrio y volví a mirar hacia arriba.

¿Cómo subiría antes de morir desangrada? Bueno, había solo pilares a los costados, así que me saqué los zapatos y con los tacones negros en mano derecha, comencé a escalar. A pesar de mi condición prefería ignorar el dolor sofocante y subir, me costó más de lo que pensaba, como si llevara un gran peso sobre mí,

Al llegar casi a la cima, luego de resbalones y dificultades, vi unos hierros que sostenían el cristal (eran varillas que tenían la forma redondeada del techo de vidrio) que era como una cúpula muy gruesa y permanecían allí, pero estaban lejos, tenía que saltar. Con nervios, aventé mis tacones hacia el techo y salté, si llegaba, como mínimo, quedaría con los músculos adoloridos. Y apenas llegué, sí, colgaba de la varilla.

Respiré profundo y comencé a hamacarme, estaba muy alto y me balanceé hacia adelante y atrás. Cuando vi que puede llegar al otro extremo, me solté, me golpeé la parte trasera de mi cabeza porque no había llegado todo mi cuerpo hacia arriba del edificio. Pero lo logré, nunca sentí tanta adrenalina y dolor al mismo tiempo.

Al estar tan alto, tenía la vista perfecta a la ciudad misteriosamente destruida, vi el mar que rodeaba la costa y a su vez, noté muchos edificios a punto del colapso.

¿Dónde estaban todos? ¿Mamá, papá?

El dolor llegó a mí rápidamente y caí sentada sobre el techo del edificio. No... No podían estar muertos. ¡No! Me negaba a creerlo, debía ser un maldito sueño.

Lágrimas calientes llegaron a mis mejillas, podía soportar una apuñalada a mi espalda, pero a mi corazón no. ¿Qué...? ¿Qué pasó aquí?

Había muchos animales rondando, elefantes, gorilas, desde aquí, a pesar de las lágrimas que no paraban de salir, podía ver un águila sobre la copa de un árbol lejano. Observaba hacia abajo, el lugar de donde escapé parecía una jaula con una única salida, el techo, del cual había conseguido salir hace unos momentos.

El tejado en forma de cúpula parecía un tobogán, lancé de nuevo los zapatos que había aventado hace unos minutos en dirección a tierra firme y cuando sentí la palpitación de mi espalda, me deslicé por el tejado para caer en el agua estancada en la piscina al final.

Cuando aterricé, el agua fría estimuló mi cuerpo y fui hacia la orilla dejando un rastro de sangre a mi paso mientras enjuagaba mi rosto hinchado, pero ni así dejé de llorar a pesar de la adrenalina y de que mi vida corría riesgo. No podía detener las cascadas de mis ojos, me lastimaba y dolía más que cualquier herida.

Cuando alcancé la salida de la alberca, salí y ya estaba en tierra firme. El planchado de mi cabello, que ayudaba a controlar su volumen, se había estropeado con los efectos del agua al igual que mi maquillaje, adiós a mi dinero en el salón de belleza.

Luego de la escalada y nueva caída estaba derrotada. Con dolores de todo tipo observaba con gran angustia la destrucción de la ciudad.

Había perdido una gran cantidad de peso lo cual no era muy favorecedor para la situación en la que me encontraba. El sueño me invadía, pero luché contra él como lo hice hecho todo este tiempo. El vidrio no me apuñaló, pero dejó una salida a la sangre, y sentía que perdía la vida poco a poco, era una tortura la cual en poco tiempo terminaría con mi vida. A mitad de mi camino sin rumbo, vi una sala de emergencias, que poseía unos dos o tres pisos que apenas logré contar, no quería molestarme en pensar demasiado.

No iba a morir, no hoy, si no morí en ese establecimiento histórico, menos en ese momento. Cuando tuve la oportunidad de salvarme me dirigí al edificio de atención médica que obviamente estaba vacío, a excepción de los muebles e instalaciones.

Entré y, como lo supuse, estaba todo destruido, fui hacia el mostrador y encontré curitas, hilo dental, condones y parches. Rebuscando un poco más encontré gasas, vencidas, pero peor era nada, solo faltaba la cinta. No había personas, literalmente, es como si hubieran desaparecido. ¡Ah, pero el olor a muerto seguía aquí!

Tardé algo de tiempo, pero la encontré, pero no sabía cómo ponérmela, la herida estaba en mi espalda, y era como de... no sé, no quise doblarme para evitar la desesperación al ver mi sangre roja y oscura gotear por cada lugar que pasaba, cada vez me sentía más débil.

Mis lágrimas inconscientemente se secaron, no sabía en qué momento dejé de llorar.

Justo cuando me iba a doblar, escuché el sonido de la puerta chillar.

—¿Hola? ¿Hay algún sobreviviente? —pregunté con mi voz suave pero temblorosa. ¿Y si era un animal? En ese caso, había llamado su atención, mala decisión.

De pronto una mínima luz se posó en mi falda negra a cuadros blancos, me hundí en la oscuridad como estímulo y de pronto se empezó a abrir la sala de atenciones.

Me sentía morir, pero era mi mejor opción, ya no podía mantenerme en pie, estaba muriendo, luché para no cerrar mis ojos y mantener mi postura esperando a lo que sea que se asome.

Me sentía morir, pero era mi mejor opción, ya no podía mantenerme en pie, estaba muriendo, luché para no cerrar mis ojos y mantener mi postura esperando a lo que sea que se asome

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Sobrevivir a tu lado #1 [DISPONIBLE EN FÍSICO✔]Where stories live. Discover now