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— ¡por fin! ¡Por fin!—celebró Roger saliendo.

— agh, sí, me tenía hastiado todo esto.— coincidió Brian.

— hey, Taylor, ¿irás a la fiesta de McCartney?— preguntó Mick acercándose al rubio y al rizado.

— eh... no sé.— contestó Roger rápidamente.

— No seas gallina.— sonrió Mick.— ¿irás o no?

Roger miró a Brian, quien le asintió con la cabeza sonriendo.

— s-supongo...— dijo Roger.

— genial.— contestó Jagger y se fue sin despedirse.

— ¡bien, Rog!— exclamó Brian abrazándolo involuntariamente.

Al darse cuenta de esto retrocedió rápidamente algo sonrojado.

— ¿no me ocurrirá nada?— preguntó Roger.

— mientras yo esté allí no.— contestó Brian.

— gracias.— dijo Roger sonriendo.— significa mucho.

— es lo menos que puedo hacer.— contestó Brian mirándolo directamente a los ojos.

Roger simplemente sonrió y miró hacia otro lado.

Sin darse cuenta que estaba sonrojado.

(...)

— ¿volverás muy tarde, cielo?— preguntó su abuela cuando Roger terminaba de arreglarse.

— hm... no estoy muy seguro, abuela.—respondió Roger.— puede que un poco después de media noche.

— no te preocupes Roggie, solo procura volver antes de que amanezca.— sonrió la anciana.— mereces pasarla bien.

— gracias abuela.— sonrió Roger.

— de nada, querido.— le respondió.

La anciana salió de la habitación mientras Roger terminaba de peinarse.

Pronto escuchó el timbre y los pesados pasos de su abuelo dirigiéndose a la puerta.

— ah, hola Brian.— saludó de buen humor.— ¿vienes por Roger?

— sí.— respondió.

— está arreglándose, pasa.— le dejó espacio para que entrara y Brian lo hizo.— lo más seguro es que sigue en su habitación, pasa.

Brian se dirigió a la habitación de Roger con pasos lentos, después de todo no quería hacerlo sentir incómodo.

Al llegar tocó la puerta.

— Rog, soy yo, Brian.—dijo.

— ya salgo.— se escuchó la voz del rubio del otro lado de la puerta.

Al poco tiempo salió listo mientras las mejillas de Brian ardían.

— vamos.— dijo Roger.

— s-sí.— asintió Brian.

Betty sacó unas fotos y finalmente se fueron en el auto de Brian.

En el camino fueron escuchando música, y mientras cantaban ambos Love Hurts, de Nazareth, llegaron a la casa de McCartney.

— ¡vinieron!— exclamó Paul al verlos.— pasen, sírvanse algo.

— gracias, Paul.— respondió Brian.

Roger se sentó en el bow window de la ventana más cercana, éste tenía un cojín azul.

— ¿no vienes?— preguntó Brian refiriéndose a la sala donde se estaba bailando.

— eh... no.— sonrió Roger a modo de respuesta.— no sé bailar y no creo que Jagger no lo note.

— ¡no te rijas por lo que él dice!— exclamó Brian.— vamos.

Lo tomó de la muñeca y se lo llevó hacia donde todos bailaban.

— B-Bri...

Para entonces ya habían llegado y estaban en medio de la pista, Brian empezó a hacer movimientos extraños con el fin de hacer reír a Roger y hacerlo entrar en confianza.

Logró el primer objetivo, Roger carcajeó.

Sin embargo seguía estático.

— vamos, baila.— le tomó las manos y empezó a moverlas hacia el aire descontroladamente.

Roger solo atinaba en reír.

Reír con un rubor en sus mejillas.

(...)

— No sabía que la casa de Paul fuese tan grande.— comentó Roger cuando estaban en una de las terrazas del patio.

— no has visto la de McCoy.— sonrió Brian.

— ¿es el "Mc" que hace las casas grandes?— bromeó el rubio.

Brian rió.

— pareciera.— le sonrió.

Roger bebió de la soda en su vaso y empezó a mirar alrededor.

Había gente en la piscina, otras en el patio.

Mas, ellos eran los únicos que se encontraban en aquella terraza, la cual McCartney generalmente usaba para tender toallas.

Pronto Roger se dio vuelta, sin estar seguro el porqué de esta acción.

Miró a Brian, quien también le miraba.

Entonces de a poco se acercaron.

Hasta finalmente besarse.

Un beso dulce, no acelerado, tampoco fuerte.

Simplemente uno dulce.

Después de ello, Roger miró a Brian a los ojos.

No habían palabras.

@nadie [Maylor] {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora