Your Song

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La luz de la mañana acarició sus párpados, tan pronto los abrió, sin embargo la resaca le lanzó un derechazo que casi la hace caer de la cama ¿La cama? Pronto cobró conciencia de sus alrededores, aquella NO era su habitación, casi con pánico se sentó entre las sábanas que se deslizaron de su pecho para caer sobre sus caderas confirmándole lo que ya suponía, estaba desnuda.
Su mente debatió contra el terrible dolor de cabeza para encontrarle sentido a todo aquello.
Su mano subió hasta sus labios al recordar el sabor de los labios y la piel que había besado, no pudo evitar sonreír al recordar al dueño de ambos.
La noche anterior se repitió como una película, ella había dejado la fiesta enojada, ya no recordaba por qué, él la siguió a la terraza, le ofreció un cigarrillo, ella lo aceptó, conversaron dejando escapar el humo de sus pulmones, recuperando algo de sobriedad antes de regresar a la fiesta. En algún punto él ofreció su apartamento, ella estuvo de acuerdo, recordaba vagamente la mirada reprobatoria del chófer mientras se besaban en el asiento trasero del taxi.
Contuvo una risilla, el rubor se extendió dichoso por su rostro, podía escuchar ruidos fuera de la habitación pero estaba demasiado ebria de memorias para prestarle atención, demasiado ebria de él.
Había visitado aquel departamento antes, a fin de cuentas eran compañeros en la universidad, las visitas anteriores habían  sido para estudiar en grupo, no creía que la oportunidad iba a darse entre ellos. Según le había  confesado, él tampoco, pero iban a disfrutarla, así que la noche anterior asaltaron las pocas cervezas que quedaban en el refrigerador y subieron al techo con una reproductora, bailaron y rieron solos los dos hasta que los gritos de los vecinos los hicieron regresar adentro.
Se dejó caer sobre las almohadas y se cubrió el rostro cuando las escenas que transcurrieron en el sofá antes de que libraran un segundo round en el dormitorio se presentaron en Technicolor. Ese sofá era el orgullo y gloria del mejor amigo y compañero de piso de su... ¿Cómo debía llamarlo ahora? Ella iba a marcharse anoche, recordaba eso, él le había pedido que se quedara y ella lo hizo; sus últimas habían sido esporádicas por ponerles algún adjetivo, no estaba orgullosa del hecho, pero siempre se protegía.
La puerta se abrió, él le sonrió trayendo un vaso de agua, una taza de café y un analgésico, se sentó junto a ella. Ambos estaban igual de ebrios en el otro, lo vio en sus ojos, ella tomó el analgésico con un poco de agua, seguido por el café caliente. Volvieron a verse a los ojos y ésta vez simplemente rieron, él dejó un suave beso en su frente, luego en sus labios antes de tenderse de vuelta en la cama recostándola sobre él, sólo disfrutando de la compañía mutua. Ella no estaba segura de qué eran ahora, de qué tan lejos llegarían, ni de qué era ese feliz burbujeo que se extendía por su pecho y la hacía sentir completa, sólo tenía una cosa clara, de pronto (muy contrario a su usual gusto) se le antojaba escuchar una canción romántica.

Inspirado en "Your Song" de Rita Ora.
Ya me volví a desvelar... Al parecer a mi musa romántica le da por aparecer a esta hora.
Otros apuntes de acuerdo con el contenido del capítulo:
IMPORTANTE:
Fumar daña la salud (y el bolsillo)
El exceso de alcohol daña la salud (y el bolsillo)
El respeto al derecho ajeno (incluido al sueño) es la base para la convivencia entre vecinos, y la paz.
Sin gorro no hay cumpleaños.

Notas para una medianoceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora