C A P í T U L O 14

3.6K 297 179
                                    

Sentado en aquel puente, un beso de aire frío helaba sus manos, agarrando aquella botella. Solo quedaban dos dedos, el resto lo terminó. Tenía las piernas colgando y estaba a unos diez metros de altura; más allá de ellos, un golpe de cemento y piedras le esperaba.

No sabía qué hacía allí. Había pasado innumerables veces con Torao, sus hermanos o sus amigos. Un coche pasó a toda velocidad, asustandolo.
Se rió de su propia estupidez y echó un escupitajo al vacío, tras el humo que el coche había dejado. Se puso de pie y escuchó unos pasos acelerados detrás suyo.

-¡Luffy! -Él se dió la vuelta y miró a su ahora exnovio con cara de cansancio. -Oye, baja de ahí, podrías caerte- casi le rogó.

-No. Se acabó, Torao. Todo se acabó. Tú no me quieres, me mientes, estoy corrompido. Mis hermanos... Mi padre me odia... ¿mi madre? Ni idea de dónde está... Nunca seré nada en la vida ¡Y solo veo a gente feliz, dándose la mano, gritando o jugando mientras yo me rompo! -le gritó. Se arrancó las pequeñas vendas que llevaba en las muñecas y se las mostró. Con ese rápido movimiento, se desestabilizó y sus pies casi rozan el frío vacío.

-Luffy... Te quiero. Por Dios, te amo.

-Mi inocencia... Solo tenía catorce años y ese maldito desgraciado para el que trabajaste lo hizo... ¡Lo hizo, joder! ¡Me usó y me arrebató todo lo que tenía, como si fuera una... Una puta! "Nadie nunca va a quererte, solo eres una puta", Me decía. Entonces me abofeteaba y me hacía cualquier cosa para su propio placer. Me violó - sus lágrimas se escapaban. - . Me mató. Me mató y ahora estoy muerto, pero aún respiro. Solo quiero acabar con eso. Estoy muriendo, Law. Es doloroso. Quiero acabar con este dolor y éste es el momento perfecto para hacerlo.

-Luffy, vas borracho. Ven, baja.

-No... Se acabó, Torao- lo último lo dijo con burla. - Supongo que no pueden arrebatártelo todo de golpe. Quise entregarme a ti, ser tuyo. Y me fallaste. Igual que Joker. Igual que mi madre, igual que mi padre. Zoro, mi hermano... Los estudios... Los profesores... Todo, me dice que no sirvo. Todo me grita a las espaldas que lo haga, que soy inútil. Voy a morir. Necesito morir. Y moriré ahora, bajo tu culpable mirada, y entonces sabré si de verdad me amabas o era otro de tus rollos. - miró hacia la carretera. El miedo le invadió, pero dio otro trago y se le fue pasando. Volvió a pasar un coche y esta vez el embase de cristal se le calló por el susto, haciendo un pequeño ruido al impactar. Law aprovechó esa distracción de Luffy para subir al bordillo con él.

-No morirás. No te dejaré. Y si lo haces, yo iré detrás. Y moriremos juntos. Te entrego mi vida; ahora está en tus manos. De ti depende que llegue a ser un gran doctor o... - señaló con la cabeza un gran ramo de flores que descansaba a unos metros, haciendo de tumba a algún alma desgraciada. Luffy negó y rió sin gracia.

-Te quise, Torao.

-Y me quieres.

-... Sí, aún te quiero.

-Entonces sujeta ese amor por mi, al lado de mi vida y ese sombrero rasgado que llevas ahí. Junto a tu pequeña cicatriz que a saber cómo te la hiciste, con tus ojos que se achinan cada vez que sonríes, esos ojos enormes y perfectos que acompañan a las pestañas más largas que he visto. También ese trasero redondo que tienes y esa extraña pero enorme cicatriz del pecho, que pienso lamerte una vez salgamos de aquí. Subí al bordillo borracho, puse mi vida y mi corazón en tus manos, y ¿Aún osas dudar de si te quiero? Me ofendes.

-...

-Vamos, Luffy. Volvamos a casa.

-Es que... Lo echo tanto de menos... No puedo aguantarlo, estoy sucio. Cada vez que me miro al espejo veo una imagen distinta de mi. A veces me doy asco, otras no siento nada. Llevaba un tiempo sin sentir nada, aproximadamente dos años... Pero de la nada llegaste tú y sonreí de verdad por primera vez en muchos meses. Pusiste los ojos en blanco y ahí supe que me darías problemas. ¿Cuántas veces quise dormir contigo, repasar tus tatuajes, preguntarte qué significan...? Y entonces me perdí en mí mismo y en mi miseria y la poca estabilidad que me quedaba se fue junto a mi sangre. Y me pediste salir. Entonces pude dormir contigo, repasar tus tatuajes... ¿Qué significan, Torao? ¿Son en honor a... Corazón? ¿Por qué te escribiste "muerte" en las manos, y no "vivo" en el corazón?

-Contigo me siento vivo. No necesitaría a mi familia, a Kid, a Cora-san ni a nadie más, solo tus manos en mi pecho y las mías en tu trasero. Entonces sí estaría vivo. No necesito hacerte el amor, solo sentirlo. Sentir que me quieres, que me amas. - una ráfaga de aire se les introdujo hasta las entrañas, pero Law solo pudo sentir su corazón cliente, ahora vivo, al ver cómo Luffy le sonreía y se acercaba poco a poco. Trafalgar le miró ensimismado. Se veía bellísimo. Ojos y orejas rojas, que le daban un aire tierno. Cejas puntigudas relajadas, haciendo un poco más hombre al niño. Su boca se crispaba hacia arriba y sus ojos se achinaban levemente. El viento le tiró el sombrero, que ahora descansaba en su espalda gracias al cordón que Nami le puso hace ya mucho tiempo.

Trafalgar estiró su mano hacia el menor y él dudó.

-¿Me querrás? - inquirió.

-¿Cómo no hacerlo? - entonces Luffy le cogió las manos, frías como siempre. El menor las cogió con las dos para intentar calentarlas. Law bajó del bordillo y cogió al de la cicatriz en brazos, como una princesa, y lo llevó de vuelta a casa. A su casa.

***

Sanji estaba extrañado por lo que acababa de ocurrir. Aún así, cuando aquel sujeto se fue todo el mundo siguió a lo suyo. Rebecca volvió a poner música, Sanji volvió a bailar. Un hombre de pintas algo extrañas se le acercó. Llevaba el pelo negro y largo enredado, una barba de leñador del mismo color y dientes sucios y torcidos.

-Hola, guapo. Soy amigo de Ace... ¿Querrías bailar un poco? Te noto algo... Perdido... ¡Zehehehehe! - su escandalosa risa le dio asco.

-No, gracias.

-Vamos, te doy algo de bebida- Kurohige le ofreció una botella. Sanji dudó pero al final la aceptó. El moreno volvió a reír, esta vez más fuerte de la inocencia del menor. Bailaron un poco. Sanji se embriagaba por el horrible aliento del hombre y la bebida, no pura que le había entregado. Se sintió sucio cuando el Kurohige le agarró de las nalgas y las apretó. Se separó rápidamente pero un mareo le recorrió y tuvo que agarrarse al barbudo. Un gemido salió de sus labios cuando este rozó su entrepierna con las manos. Poco a poco fue perdiendo los sentidos. Intentó gritar pero no pudo. Se asustó. Kurohige le agarró el pelo con fuerza, dejando ver sus dos ojos.

-Que atractivo... - le susurró. Besó su encrespada ceja y le llevó a rastras a una habitación. Cogió el cigarrillo que llevaba en la boca a la vez que cerraba la puerta y lo acostaba en la cama. Le arrancó la camisa y le apagó el pequeño rollo en un pezón. Sanji solo pudo gemir de dolor. El mayor se desabrochó el cinturón y se quitó los pantalones y los bóxers, situándose encima del rubio. Le obligó a abrir la boca. Le recorrió todo el cuerpo con sus sucias manos y su intimidad. Sanji intentó gritar. Nada. Solo unas pequeñas lágrimas se escapaban de sus ojos; siempre pensó que Zoro sería el primero. Tarde. Solo rogó que apareciera. Pero él estaba ocupado hablando con una chica torpe que le contaba lo difícil de su vida mientras él le escuchaba, solo por cortesía.

Alguien abrió la puerta. Un gran bate de baseball aterrizó en la cabeza de Kurohige y un hombre pelirrojo, cuya cara le parecía muy familiar, con otro hombre detrás le escrutaron con la mirada. El hombre de detrás era imponente. Grandes cicatrices hacían de su bello rostro algo un poco más temible, sin dejar de ser atractivo. El pelirrojo solo pudo fruncir los ojos; parecía apenado. El otro hombre le agarró del hombro con cariño y Sanji solo pudo avergonzarse de su desnudez. Se sintió abrumado, sucio y decepcionado. Ojalá Zoro le hubiera salvado.

Srta. D. Markov

A oscuras [LawLu]Where stories live. Discover now