• c a t o r c e •

571 108 5
                                    

—Quieres que te confiese algo — Eren le dice a Levi cuando se acerca a él en el balcón para mirar el amanecer.

Levi hace un sonido parecido a un mmm para hacerle saber que le escucha.

—Cuando empezamos a salir solía estar lleno de miedos.

—¿Por qué?

Eren suspira, enreda sus brazos alrededor del brazo de Levi y le incita a mirarle a los ojos. Toma aire antes de decir: —Me daba miedo sentir demasiado por ti... tanto y, que tú no te sintieras de la misma manera.

Levi le mira fijamente, duramente, como cuando se concentra demasiado en una idea. Le mira con tanta intensidad que pronto Eren no necesita palabras para entender todos esos sentimientos que la mirada oscura de Levi parece gritarle.

Porque hacen que amar parezca fácil, tan natural.

Y para ambos no existe mejor declaración de amor que la que sus labios expresan al juntarse; sus labios suaves y tibios apenas se rozan y sus corazones laten como si fuesen uno solo; fuerte, emocionante. Vivos.

Levi sostiene a Eren por la cintura manteniéndolo pegado a su cuerpo como si no quisiera estar un solo milímetro lejos de él, y Eren enreda sus dedos entre los mechones negros como las más mágicas noches de diciembre y sin siquiera pensarlo se inclina más sobre Levi para igualar los centímetros que le gana.

(Aunque si hablamos de ganar, son sus corazones quienes festejan dentro de la batalla, tan fuertes y llenos de vida, tan emocionados por el futuro que aún aguarda por ellos).

Y los besos de Levi son tiernos y húmedos. Los de Eren cálidos y tranquilos.

Sus pechos chocan cuando sus pulmones se llena de aire, y sus cuerpos dejan de tener frío, y si alguien lo preguntase, ambos pueden jurar que incluso si las estaciones de los años siguientes dejan de tener sentido, sus corazones seguirán latiendo uno por el otro, porque es lo que están destinados a hacer.

—Te amo, Levi — el aliento de Eren es cálido y dulce.

El de Levi le hace cosquillas a los labios de Eren. —No tienes de que aterrarte de nuevo, me siento igual, muy igual que tu, lo prometo.

Todo el cuerpo de Eren tiembla por la emoción, Levi le sostiene con fuerza, como reafirmándole una y otra vez que no hay razones para temer, que sus sentimientos siempre serán correspondidos. Y Eren puede creerle, incluso con los ojos vendados.

Nuestra perfecciónHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin