• v e i n t i u n o •

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A Eren no le gusta el té. No le gusta para nada. Su sabor no le parece atractivo, ni rico. A Levi en cambio le encanta el té, especialmente el negro; le gusta su aroma y el sabor agrio que queda sobre tu boca tras el primer sorbo, pero no importa cuánto Levi trate de vanagloriar dicha bebida, Eren no puede cambiar su desdén hacia ella.

Aunque hubo un tiempo en sus primeras citas, cuando Eren aún temía decepcionar alguna vez a su novio, en el que él se obligó a ir junto a Levi a las muestras del producto que solía haber por la ciudad. No fue hasta que Erwin, el mejor amigo de Levi y el hijo de una familia muy conocida por sus exquisitos tés, les invitó a una degustación de algunos tés que aún no estaban a disposición del público, cuando Eren habló sobre ello.

Él debería haber dicho que no cuando Levi le invitó en primer lugar, pero ciertamente, siempre que se trata de Levi, Eren puede ser un poco débil, solo un poco.

—Solo dile — le había susurrado Hanji, otra invitada más, en el momento en el que se atragantó con un nuevo sorbo de té.

—No. No voy a insultar a Erwin de esa manera.

Los ojos de Hanji brillaron y Eren pronto se arrepintió de haber dicho eso. —Eso es fácil de solucionar, voy a distraerlo por ti.

—Hanji, no...

Pero era demasiado tarde, ella ya se había puesto de pie alegando sobre cómo Erwin debería conseguir algunas galletas para acompañar el té y que, para que no pensara que era una mala amiga, ella le acompañaría. Guiñándole un ojo antes de desaparecer.

—Nunca voy a entender como puedes soportarla tanto tiempo — Levi le dijo.

—Bueno, mayormente las cosas que dice son interesantes.

Levi le miró con lo que pudo ser una mueca incrédula. —¿Te estás divirtiendo? — preguntó después.

Eren bajo la mirada, avergonzado. —En realidad hay algo que debo decirte. No me gusta el té... No es que el té de Erwin no sea bueno porque lo es, o al menos lo parece por como ustedes lo disfrutan, y la tienda de su familia es muy popular también así que si no fuera así...; No es que la popularidad sea importante o algo así...

—Eren.

—Es decir, su familia ha trabajado duro para llegar a donde están y el té es el resultado de ese esfuerzo. Y puedo asegurar que sabe bien, al menos huele bien y eso significa que su sabor es bueno ¿no?

—Eren, respira.

—Sí, respirar — Eren respiró hondo, luego repitió: —. No me gusta el té.

Levi frunció el ceño, parecía molesto, Eren estaba preparado para cualquier clase de reclamo, se lo merecía. —Lo sé. No es difícil notar la forma en que te fuerzas a beberlo.

Eso, sin embargo, no lo esperaba. —¿Por qué no me dijiste nada entonces?

—Estaba esperando a que te sintieses lo suficientemente cómodo conmigo para decirme. Sé la clase de persona que soy, Eren, y que incluso tú aún te aterras de mí.

—N-no, yo solo...

—Eren — Levi tomó sus manos entre las suyas —. Esta bien.

Eren bajo su mirada al té servido en la mesa. —Ya no tengo que beber más té ¿verdad?

Levi rodó los ojos. —No.

—Eso es un alivio.

—Sí no te gusta el té, ¿por qué aceptaste venir conmigo? — Levi preguntó por simple curiosidad.

—Parecía como si realmente quisieras que viniera.

Los ojos de Levi brillaron, aunque el brillo se desvaneció tan rápido como llegó. —... Te amo — susurró apenas despegando sus labios.

Eren se sonrojó. —Habrías hecho lo mismo por mi.

Nuestra perfecciónWhere stories live. Discover now