06. Un Día Inolvidable

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Chasquee los dedos frente al rostro de mi hermana para que finalmente siguiéramos al chico de ojos azules. Fue tanta su impresión que demoró un poco en volver a la normalidad. No podía pronunciar palabra alguna.

—T-tú... ¿C-cómo? E-es Alonso Vi-Villalpando. —tartamudeó mientras la tomaba de la muñeca y la guiaba hacia el interior del restaurante.

—Te lo dije. —me limité a responderle mientras buscaba con la mirada al chico castaño, cuando por fin di con él visualicé a los demás chicos de la boyband que mi hermana tanto ama.

Sólo espero que no se ponga histérica.

—No. Puede. Ser. —dijo ella claramente asombrada. —Son CD9, oh por Dios. Y yo que creí que mi hermana estaba jugando conmigo. Jamás volveré a desconfiar de ti, Emma. —dijo abrazándome por breve tiempo.

—¿Cómo te llamas, nena? —se acercó a preguntarle el chico pelinegro que estaba conmigo ayer en el bar.

—Paola. —le respondió ella con una sonrisa exageradamente grande, o tal vez sí estaba muy emocionada. —¿Cómo es que lograste esto? ¿Por qué los conoces? —preguntó ella dirigiéndose a mi.

—La conocimos anoche después del concierto. —se adelantó a contestar Alonso. —Me contó sobre ti y que no ganaste un pase para la convivencia. Además... Debía devolverme mi abrigo. —le extendí su abrigo con una sonrisa tímida mientras mi hermana me miraba sonriendo emocionada.

—No puedo creer que al fin los puedo abrazar a todos sin prisas. —dijo Paola pasando por el lugar de los cinco chicos abrazándolos con cariño, ellos se lo regresaban de igual manera.

No pude evitar sonreír, de verdad que estos chicos quieren a sus fans. Y se notaba que mi hermana los adoraba demasiado.

—Bien, yo... Creo que debemos irnos. —dije tomando de los hombros a Paola.

—¿Estás loca? Acabamos de llegar. —respondió mientras miraba a los cinco chicos que me miraban sonrientes.

—Tranquila, te dije que vinieran porque queríamos estar con ella. Una pequeña convivencia privada especialmente para Paola. —me dijo Alonso tomando a mi hermana de regreso.

—Sí, tranquila chica. Está todo bien. No querrás quitarle a tu hermanita su día especial, ¿o sí? —dijo ahora el chico de los chinos acercándose a mi hermana.

—No, por supuesto que no. Es sólo que...

—¡Fantástico! Entonces, siéntate y ordenen algo de comer. Yo pago. —volvió a hablar el castaño sonriendo de una manera amigable.

No me quedo otra alternativa, así que tomé asiento incómodamente mientras miraba a mi hermana quién los veía soñadoramente. Los chicos sonreían entre sí y llamaron a un mesero.

Bien, ya no hay escapatoria.

(...)

Después de dos horas finalmente había llegado la hora de volver a casa porque los chicos debían recibir a las niñas ganadoras de su convivencia. Internamente estaba agradecida, ya no quería continuar aquí. Era demasiado incómodo para mi.

—Gracias por hacer esto para mi hermana. —les agradecí sonriendo, los cinco chicos me miraron sonriendo y después se dirigieron a abrazar a mi hermana.

—Después de esto te seguiré en todas tus redes sociales. —le dijo el chico alto, llamado Bryan, a mi hermana abrazándola.

—Me haría muy feliz. —le dijo ella sin despegarse de él.

—Ahora mismo te seguiremos todos. —dijo Jos tomando su celular y el de los demás chicos, de inmediato el celular de mi hermana comenzó a sonar dando aviso que efectivamente habían comenzado a seguirla en sus redes sociales.

El Chico del Abrigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora