Historia de amor que parece imposible pero nada es lo que aparenta ser, y se puede comprobar que el amor verdadero es un lazo que ni el más allá puede romper...
Mi nombre es William Collins, pero mis amigos me llamaban Will, bueno los que solían ser mis amigos... Adam, Miguel, Jhon, Alex y el pendejo al final con el impermeable negro soy yo. Los echo mucho de menos ''Si tan solo pudiera volver a verlos chicos... nada es lo mismo sin ustedes''.
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Esta fotografía es el único recuerdo que me queda de ellos y de lo que era mi antigua vida... Cada vez que la observo me provoca mucha nostalgia y a la vez crece mas mi odio hacia mi padre, porque por el perdí a mis amigos, a mi novia... ¡TODO!
Todo lo que una vez tuve se desvaneció como papel que es tocado por el agua, o como hoja que el viento se lleva sin mirar atrás, mi vida cambió bruscamente y todo por las estúpidas borracheras de mi padre, por culpa suya perdimos nuestra casa por las malditas deudas que contrajo en el bar y en esos tontos juegos de casino.
Mi madre, mis hermanas y yo pasábamos los días en casa de la abuela mientras papá intentaba buscar una solución a nuestra situación, aunque la abuela era muy buena con nosotros mis días en esa casa eran miserables, aveces no teníamos para comer y la abuela estaba actuando muy extraño.
Una mañana aburrida, como de costumbre salí a recorrer el jardín de la abuela tratando de poner en orden las desorganizadas ideas de mi cabeza, me senté un momento en la vereda y unos pasos inmediatamente captaron mi atención, levante la vista y allí estaba mi padre, para variar no estaba ebrio y traía consigo una sonrisa esbozada en su pálido rostro. Sin pensarlo dos veces me puse de pie y le di un abrazo, en ese momento olvidé el odio y el enojo que almacenaba contra el, lo extrañaba mucho después de todo era mi padre. Entramos en la casa mi madre se puso muy feliz al verlo por otro lado mi abuela tenia cara de pocos amigos. Nos reunió a todos en el comedor y nos dio la gran noticia de que había comprado una casa y que hoy mismo nos iríamos a nuestro nuevo hogar.
Mi abuela cambio su expresión facial en fracción de segundos se alegró por nosotros eso me consta pero se que estaba más feliz por el echo de que nos íbamos de su casa. De cualquier manera ya me estaba empezando a irritar estar allí
