Un amor del más allá

Parte 4. Paranoico.

No había nadie allí. Escuché voces, vi y sentí cosas y me llevo la sorpresa de que no hay nada... ¿Que me estaba pasando?. Me sentí frustrado, muchas emociones invadieron mi desordenada cabeza. ''este estúpido pueblo me está volviendo loco'' .grité. Mientras le pegué una fuerte patada a la carcomida y vieja puerta hasta derribarla. Seguí descargando mi ira con la puerta que yacía en el suelo polvoriento, necesitaba sacar todo eso que guardaba en mi y que me estaba matando lentamente como veneno. Me empezaba a sentir mejor pegandole fuertes pisoteadas a aquello que pronto se redujo a simples pedazos de madera.

Pasado unos diez minutos mas o menos, en realidad no se cuanto tiempo real transcurrió pero fue el suficiente para tomar un respiro y calmarme. Instantáneamente mi celular vibró en mi bolsillo. Era un mensaje de mamá preguntando que donde estaba y que el desayuno estaba listo. Volví sobre mis pasos hasta llegar al jardín, tomé agua de la fuente entre mis manos, lavé mi rostro y salí de allí. Cerré la puerta, traté de ocultarla con algunas hojas, eché la llave en mi bolsillo y me fui a casa.

Entré a la cocina, mi familia no estaba allí pero el desayuno estaba servido. Moría de hambre pero debía esperar a los demás, mamá siempre dice que debemos comer juntos porque según ella, ''familia que come unida permanece unida'', ya saben cosas de madres. Me senté a la mesa y empecé a jugar en mi celular con el propósito de distraerme y ignorar por unos minutos mi hambriento estómago. Pasó un largo rato y mis padres y hermanas no aparecían. Era inútil cada vez estaba más hambriento, y además el desayuno iba a enfriarse. Quería comerme todo lo que había en la mesa y repetir. 

Miré a todos lados para corroborar que no había nadie y tomé un plato. "Una mordida no hará daño, ademas nadie me está viendo". Me dije a mi mismo en voz baja. Me puse manos a la obra, inicié a comer como si no hubiese un mañana, no me importaba si quedaba para los demás, solo quería satisfacerme al máximo y hacer a mi estómago feliz. Nunca me había sentido tan egoísta pero supongo que para todo hay una primera vez. 

Mientras seguía como todo un campeón imaginando que estaba compitiendo en el récord mundial Guinness tragándome toda una mesa de comida para siete personas, ni siquiera me fije en lo que estaba sucediendo ante mis ojos. 

Una sombra aparentemente de un hombre estaba frente a mi, vi como esa sombra se iba materializando hasta tomar la consistencia de una nube de humo negra con ojos rojos como una braza encendida, ardiendo por el fuego. Yo quedé pasmado del terror sin ni siquiera poder mover un musculo. Incontables gotas de sudor empezaron a brotar de mi frente al ver como esa cosa tomó un cuchillo y venía hacia mi.

"Es mi fin" -Pensé... No podía pedir ayuda, estaba atragantado. Al ver que no podía hacer nada, me resigné y cerré fuerte mis ojos aceptando el macabro destino que me estaba por pasar. Empecé a llorar y en mi mente le pedí perdón a todos los que lastimé, imaginé brevemente todas las cosas que quería hacer pero que no podría. Hasta que escuche unos pasos llegar y en conjunto a eso, la voz de mi madre llamándome con voz de autoridad.

Ella entró con el ceño fruncido, al parecer estaba enojada. yo no puse mucho asunto solo me quede observando como aquella cosa había desaparecido dejando el cuchillo en el suelo. Jamás me había sentido tan aliviado de ver a mamá, ella me salvó la vida y no lo sabía.

Empezó a regañarme pero yo no escuchaba nada solo fui y la abracé bien fuerte. Tuve suerte pero no sabía que lo que me esperaba sería peor...