21: Lealtad cuestionada

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Capítulo veintiuno

Lealtad cuestionada

Entro a la habitación en silencio y compruebo que las chicas ya están dormidas, así que tengo aseguradas muchas horas de paz, sin preguntas incómodas. Es un alivio sentir el pijama seco y limpio después de caminar por los pasillos fríos con el traje de baño mojado bajo la túnica. Me meto bajo las sábanas hasta la barbilla y, en la oscuridad, mirando el techo aburrido de siempre, veo todavía a Cedric nadando conmigo y sonrío. Ahora que todo está bien entre nosotros siento tal alivio en el pecho que parece que nunca me había sentido tan relajada.

Por la mañana me despierto con la cara de Hermione muy cerca con una expresión poco feliz.

—Buenos días —le digo con un bostezo—. ¿Se hizo tarde? ¿Es lunes?

—Ponte la bata y ven conmigo —dice con los dientes apretados—. Y no, es jueves.

Me siento en la cama y veo que estamos solas en la habitación y entra luz por las ventanas. Ya debe ser la hora de desayunar. O almorzar. Esto de estar relajada atenta contra mi ya mala puntualidad.

—Muy bien, ahí voy. ¿Has visto mis pantuflas? Sabes, debería darle de comer a Barbas, últimamente creció la cantidad de arañas y hay menos mosquitos para que se alimente sola...

—¡Leyla, rápido!

—¿Qué pasa? ¿Acaso hay un incendio? ¿Fui yo? Juro que fue sin querer.

—No te hagas la desentendida. Te dije que vinieras conmigo. Tenemos que ir con Madam Pomfrey de inmediato.

—¿Por qué? ¿Les pasó algo a las chicas? ¿Lavender se resbaló por usar demasiado champú en la ducha?

Hermione resopla y verifica que la puerta esté cerrada antes de sentarse en mi cama.

—Leyla —dice—. Sé que no me quieres decir nada, pero las chicas ya me contaron. Tú... no sé, está bien, puedes hacer lo que quieras con tu vida, pero ahora hazme el favor de ir a la enfermería conmigo.

—¿Qué cosa te dijeron las chicas?

—Incluso prometo no decir que fue Cedric, diremos que no sabes quién fue, que estabas inconsciente o algo... Solamente vas para un control. Quizá pueda darte una poción.

—¿Qué fue Cedric qué cosa?

—¡Que él... él y tú...! Si no lo dices tú, no lo diré yo.

—Oh, Hermione, por favor...

—No, está bien, esa parte la podemos olvidar si quieres, olvidemos que es Cedric, ya dije que podía ser cualquiera, pero ve a la enfermería...

—No hicimos nada, Hermione. Nada. Créeme.

—Pero las chicas dijeron... tú misma les dijiste...

—Sí, no sé, estaba confundida, ellas me hicieron pensar eso. Igual no hubiese sucedido. Es obvio que yo no estoy lista, y Cedric es demasiado bueno como para forzarme.

Hermione mira el suelo unos segundos y yo espero en silencio. Si Hermione no me cree, ¿quién lo hará?

—Si tú lo dices, está bien —dice al fin—. Entonces... ¿nada?

—Abrazos, besos. Pero nada.

—Oh. Ya veo. ¿Entonces cuál era el problema entre ustedes dos?

—Me quería hablar a solas. Quiere anotarse para el Torneo y además era su cumpleaños. Fue una cita, nada más. Siempre está rodeado de gente y no coincidimos demasiado para hablar tranquilos. Me crees, ¿verdad?

Leyla y el Torneo de los Tres Magos | (LEH #4)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang